En los seis meses que separan el cuarto trimestre de 2019 y el segundo trimestre de 2020, un periodo marcado por la crisis sanitaria y económica del coronavirus, la tasa de emancipación residencial de la población joven en España se ha reducido 1,4 puntos porcentuales, pasando del 18,7% al 17,3%, según los datos que presenta este jueves el Consejo de la Juventud de España (CJE). Esta tasa marca el porcentaje de jóvenes que residen en un hogar diferente al de su origen, y habría que retroceder hasta el tercer trimestre de 1988, más de tres décadas atrás, para encontrar una disminución de mayor calibre. Es también la más baja desde el año 2001.
Por todo ello, en un contexto marcado por la limitación de los precios y de las subidas abusivas del alquiler en España, desde el Consejo afirman que «es urgente regular un mercado de la vivienda que, pese a la crisis, no ha reducido su precio». Una de las razones del retroceso, explica el Consejo, se encuentra en el aumento de la inaccesibilidad de los jóvenes al mercado residencial, marcada principalmente por la pérdida de poder adquisitivo, ya que el sector de la vivienda, a grandes rasgos, se ha mantenido «bastante estable» durante los meses de pandemia.
En el caso de la compraventa, las dificultades no radicaron tanto en las condiciones específicas de financiación como en los requisitos que se exigían para obtener un préstamo hipotecario, «que podrían resumirse en volumen de ahorro previo y solvencia económica a medio y largo plazo». La mayoría de los jóvenes tampoco cumple con otro de los criterios determinantes que intervienen en la aprobación de una solicitud de un préstamo, según el cual «no debería destinarse más del 30% de la renta neta disponible al pago de la primera mensualidad de la cuota hipotecaria». En el segundo trimestre de 2020, un joven asalariado en España tendría que haber reservado el 56,4% de su salario neto individual solamente para hacer frente al importe de la hipoteca.
El alquiler podría erigirse como la principal alternativa, pero como recuerda el CJE, el arrendamiento «no es que constituya precisamente una vía más económica, sino todo lo contrario». De esta forma, hacer frente a los 904 euros al mes que, de media, se pedían por una vivienda libre en oferta en el segundo trimestre de 2020, equivaldría al 92,9% del salario neto de una persona joven para el mismo período.
Según los datos desagregados por comunidades autónomas, los jóvenes de entre 16 y 29 años, por un lado, y de entre 30 y 34 años por otro, tendrían que destinar en todas las regiones españolas más del 30% del salario neto para hacer frente al arrendamiento. En Cataluña, Islas Baleares y Madrid, de hecho, los que tienen menos de 30 años estarían obligados a reservar más del 115% de sus ingresos para poder alquilar en solitario. La media española para este rango de edad se queda en algo más del 90% de la renta. Los mayores de 30 años, por su parte, oscilan entre cotas cercanas al 90% en las tres comunidades más caras y en torno al 40% en las más asequibles: Castilla-La Mancha, Extremadura y La Rioja.
En cuanto a la compraventa, también según las cifras de cada autonomía, los jóvenes de entre 16 y 29 años carecen de ingresos suficientes para poder hacer frente al pago de una vivienda en la totalidad de las regiones. El «precio máximo tolerable» se movería en torno a los 95.000 euros, muy por debajo de los más de 160.000 euros que, de media, puede costar un inmueble tipo en España. Por su parte, en la franja que está por encima de los 30 años, solo los jóvenes de Extremadura, Murcia y las dos Castillas tendrían músculo financiero suficiente para adquirir una vivienda, mientras que a los de Cataluña, Islas Baleares, País Vasco o Madrid les separan en torno a 100.000 euros del precio máximo tolerable.
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