La segunda ola de la pandemia del coronavirus volverá a pasar una dolorosa factura para la economía española en el cierre de 2020 que “será un lastre para la recuperación” en 2021 “hasta que se disponga de una vacuna eficaz” y ampliamente distribuida. Así lo destaca este martes la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su revisión de las previsiones macroeconómicas de España, para la que modera la caída del PIB de este ejercicio al 11,8%, tras el fuerte rebote sellado en verano una vez superada la parálisis de la primavera, pero con la expectativa de que una nueva contracción en el cuarto trimestre del año reste fuerza a la reactivación económica.
Así, aunque la estimación del organismo para 2020 está relativamente alineada con la caída del 11,2% que espera el Gobierno español, la OCDE proyecta un avance del PIB del 5% en 2021, frente al 7,2% inercial estimado por el Ejecutivo, que aspira a elevarla al 9,8% gracias al impulso de las ayudas europeas. En 2022, el avance de la economía se desaceleraría al 4%. Las razones de esta revisión responden al impacto de la pandemia en el turismo y la hostelería, dadas las nuevas restricciones a la movilidad y la actividad impulsadas desde distintas comunidades autónomas o el nuevo estado de alarma toque de queda decretado por el Gobierno central.
El nuevo golpe asestado por el virus, así como la incertidumbre reinante en el mercado laboral, donde se espera que la tasa de paro se mantenga alta (15,8% este año, 17,4% en 2021 y 16,9% en 2022), reducirán el consumo privado. La OCDE insta a España a mantener en marcha las importantes medidas de estímulo fiscal desplegadas, redirigiendo eso sí los esfuerzos y la red de cobertura que han supuesto los ERTE para el empleo hacia los sectores más afectados. A partir de ahí, el organismo que dirige Ángel Gurría insta a poner en marcha mejoras de cualificación de los trabajadores y políticas activas de empleo para absorber el impacto laboral que deja la crisis.
El organismo subraya los objetivos de transformación digital y transición medioambiental que incluye el Plan de Recuperación que será alimentado con las ayudas europeas, pero pide también esfuerzos para acometer reformas estructurales pendientes que mejoren la productividad y generen empleo. A pesar del fuerte repunte económico del tercer trimestre del año, la OCDE constata que la recuperación está siendo desigual entre sectores y regiones, mientras que en términos generales la presencia de turistas había caído un 87,1% interanual en septiembre y los pagos con tarjetas de crédito extranjeras habían caído un 65% en octubre.
Aunque la industria manufacturera se va recuperando, los servicios siguen perdiendo posiciones y el ritmo de salida de los trabajadores afectados por ERTE ha ido reduciendo velocidad. “Se prevé que el fuerte repunte del tercer trimestre de 2020 irá seguido de una contracción en el cuarto trimestre”, anticipa la OCDE.
En consecuencia, añade, el PIB se mantendrá por debajo de los niveles precrisis al menos hasta finales de 2022. Aunque el organismo subraya el efecto beneficioso de las medidas desplegadas por el Gobierno, entre la que destaca las líneas ICO de apoyo a la liquidez, el fondo de recapitalización de empresas estratégicas, las moratorias de pago para colectivos vulnerables o los propios ERTES, advierte de que la debilidad financiera de las compañías podría agravar la crisis en los próximos meses retrasando aún más la recuperación.
Del lado positivo, una posibilidad es que la reactivación del turismo y la actividad de los socios comerciales internacionales permita a España protagonizar una recuperación algo más ágil de la proyectada. En cualquier caso, la OCDE insta a España a mantener vigentes las políticas de apoyo a empresas y familias, a implantar grandes planes de formación para los afectados por ERTE, a dar soluciones individualizadas a los parados, y a revisar el régimen concursal para atender a una posible oleada de insolvencias.
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