“Pese al agotamiento después de casi un año de negociaciones, y de que los plazos se han incumplido una y otra vez, creemos que es responsable hacer un esfuerzo adicional”, dijo este domingo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una declaración oficial ante la prensa desde Bruselas. Era mediodía y acababa de hablar de nuevo por teléfono con el primer ministro británico, Boris Johnson.
Las partes acordaron cubrir “una milla extra” en busca de un pacto sobre las relaciones comerciales de la UE y Reino Unido una vez que el 1 de enero haya finalizado el periodo transitorio del Brexit, vigente jurídicamente desde el 24 de enero de este 2020. Von der Leyen comentó que la conversación había sido “constructiva y útil”, tocándose “todos los temas sin resolver”. Quizás se trate de la última oportunidad para evitar fronteras duras, lo que no ha estrechado las diferencias en materia de competencia empresarial o sobre el acceso de la flota pesquera comunitaria a aguas territoriales británicas.
La UE y Reino Unido tienen menos de tres semanas para el enésimo intento de diplomacia. “Hemos mandatado a nuestros equipos para que continúen negociando”, dijo Ursula von der Leyen. Ambos responsables políticos se habían dado el miércoles pasado cuatro días de plazo, que expiraban ayer, para tomar una decisión sobre el futuro de los contactos.
En plena tensión, miles de empresas británicas representadas por la patronal CBI demandaron a Boris Johnson un periodo de gracia para evitar el abismo. “Muchas compañías y empleos están en juego, por lo que hacemos un llamamiento a los políticos de ambos lados del Canal para que encuentren soluciones”, señalaba el colectivo antes de que se diera la predisposición a mantener abierto el diálogo.
La patronal británica pide un periodo de transición para que las empresas se adapten al reetiquetado de productos o a la introducción gradual de controles fronterizos. Tras el anuncio de Bruselas, el director general de CBI, Tony Danker, habló de esperanza e insistió en reclamar orientación sobre la política fronteriza, los citados periodos de gracia para la adaptación al nuevo estatus y “enfoques pragmáticos sobre temas que incluyen el registro de productos, aviación, transportes o servicios financieros”.
También se urge apoyo a los sectores más afectados en Reino Unido: “Necesitamos asegurarnos de que esas empresas sobrevivan para desempeñar un papel en el Reino Unido posterior al Brexit». Boris Johnson concedió un respiro al sector empresarial de su país, pero advirtió en declaraciones a la BBC que las posturas “aún están muy lejos en asuntos clave”, si bien cree que “todavía es posible un acuerdo si la UE lo desea”.
Para Johnson el escenario probable es que el Reino Unido rompa su relación con Bruselas sin acuerdo una vez acabe este 2020, pasando a comerciar bajo las normas arancelarias de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Se abriría de este modo una etapa de incertidumbre sobre intercambios comerciales entre la UE y el Reino Unido que superan los 700.000 millones al año.
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