Los bancos españoles han recibido relativamente bien la medida del Banco Central Europeo de limitar al 15% del beneficio de 2019 y 2020 el pago de dividendo antes de septiembre. Aunque aseguran que hubieran preferido que se levantara el veto a la remuneración del accionista impuesto el 27 de marzo, creen que, tras las declaraciones de las últimas semanas de algunos miembros del BCE para que se mantuviera la prohibición total al dividendo otros seis meses más de la fecha fijada del 1 de enero, es positivo.
Más “cuando al final el BCE nos permite repartir el dividendo a cargo de 2019 y 2020 que no hayamos podido pagar a partir de septiembre. Eso significa que no se pierde. Solo se retrasa en el peor de los casos”, coinciden en señalar dos fuentes financieras de dos destacados bancos.
De momento, BBVA, Santander, Bankia o CaixaBank, que ya repartieron parte o la totalidad del dividendo correspondiente a 2019 antes del veto del BCE de marzo, analizan si podrían repartir una parte, aunque sea mínima, del dividendo que les resta de 2019 y el de 2020, aunque nunca podría superar el 15% del beneficio ordinario.
De cualquier forma, la medida del BCE no impide complementar el abono del dividendo de estos dos ejercicios como un extraordinario a partir de septiembre de 2021. “Ha sido una solución salomónica, que permite a la banca en el peor de los casos aplazar el pago del dividendo, pero no suprimirlo”, explicaba una fuente conocedora del duro debate que se produjo el martes en el seno del BCE para llegar a la solución comunicada. Los bancos ahora tienen que presentar sus planes de pago de dividendo al supervisor antes del 15 de enero para que sean aprobados o no.
En caso de que tuviesen todavía capacidad para repartir una parte mínima de dividendo podrían hacerlo ahora, o esperar, como también ha recomendado el BCE, a finalizar las restricciones, es decir, a septiembre, mes en el que el BCE tiene previsto levantar totalmente las limitaciones si al final se cumplen sus previsiones macroeconómicas, y tras conocer la salud de la banca con los test de estrés del sector que se darán a conocer en julio. Santander o BBVA se encuentran en estos momentos en esta tesitura.
Los bancos españoles suelen destinar como pago al dividendo entre el 35% al 50% del beneficio ordinario, lo que se conoce como pay out. El escollo es que los principales bancos quieren compensar en parte al accionista y no discriminarle frente al de la banca británica o de EE UU, también con restricciones en el pago del dividendo, pero menores. El Banco Central Europeo ha calculado que la banca europea podría ahora repartir unos 13.000 millones de euros en dividendo, de los que menos de 2.000 millones corresponderían a las entidades españolas si finalmente optan por repartir el 15% del beneficio antes de septiembre.
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