De hecho, un 99,7% de las casi 68.000 empresas que se han destruido durante este ejercicio en nuestro país cuenta con menos de 50 trabajadores en su plantilla. Más allá, el dato lo refrenda la situación crítica de los autónomos en nuestro país, principalmente aquellos con negocios de hostelería, restauración, pequeños comercios de proximidad o actividades relacionadas con el turismo. De hecho, buena parte de la destrucción de estas compañías con menos de 50 empleados corresponden a estos sectores de actividad.
Así, los datos de empleo del mes de noviembre dejaron luces y sombras a cerca de los datos de aumento tanto del paro como de afiliación, pero constataron una tendencia preocupante para el trabajo autónomo. Aunque el conjunto del mes arroja un aumento de 2.504 afiliados al Reta en el undécimo mes del año, lo que situó el total de cotizantes por cuenta propia en 3.267.873, hasta un 13% del total del colectivo se encuentra con serios problemas para mantener sus negocios abiertos. Concretamente, 430.000 trabajadores por cuenta propia que han solicitado la prestación por cese extraordinario de actividad, bien porque se encuentran totalmente cerrados o porque sus volúmenes de ingresos son insuficientes para mantener sus rentas.
En este sentido, advierten desde UPTA, que el sector de la hostelería perdió en noviembre otros 3.152 afiliados autónomos a la Seguridad Social, con lo que desde agosto han cerrado ya casi 12.000 pequeños establecimientos en el sector por la pandemia y las medidas restrictivas adoptadas para frenar los contagios. Otros sectores castigados por la crisis sanitaria son los del comercio, que en noviembre perdió 210 autónomos, y la industria manufacturera, donde los cotizantes autónomos se redujeron en 187.
Precisamente, el registro de la Seguridad Social es un reflejo de estas tendencias sobre las que alertan las asociaciones de autónomos. A principios de año el Sistema tenía inscritas un total de 1.468.620 empresas, mientras que el registro de octubre recoge una pérdida de 68.228, situándose el volumen total en 1.400.332 compañías.
Sin embargo, llama la atención la disminución del impacto de la pandemia en las empresas a medida que se aumenta el tamaño de las mismas. De este modo, si en enero de este año había registradas en la Seguridad Social un total de 543.907 empresas con un solo trabajador, a finales del mes de octubre se contabilizaron 496.119, es decir, casi 48.000 empresas de un solo trabajador, representadas por empleados por cuenta propia han desparecido durante los meses de la pandemia. Es decir, un 9,6% menos que a inicios de año.
Del mismo modo, había en nuestro país 560.007 empresas activas en enero de 2020 con una plantilla de entre dos y cinco trabajadores. Sin embargo, estas han retrocedido en 11.593 a lo largo del año, situándose el volumen total en 548.468, un 2,1% menos. Mientras que las sociedades que cuentan en su plantilla con entre 6 y 50 trabajadores la caída de empresas a lo largo del año es de casi el 3%, tras pasar de 326.515 a 317.820 en el registro de la Seguridad Social.
Cabe recordar en este punto la reciente alerta del Banco de España sobre el comportamiento que puede tener la economía y el impacto sobre el tejido productivo de nuestro país: el 40% de las empresas en España sufrirá una presión financiera peligrosa para su viabilidad como consecuencia de la crisis, que terminará desembocando en problemas de liquidez y en el peor de los escenarios en situación de insolvencia. A la vez que las simulaciones del organismo elevan hasta el 10% de las compañías que se verán obligadas a desaparecer.
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