El acuerdo de Brexit alcanzado por la Unión Europea (UE) y el Reino Unido horas antes de Nochebuena ha permitido a España, según ha detallado este miércoles la secretaria de Estado de Comercio, Xiana Méndez, evitar una caída del 0,17% para el PIB, del 0,10% para el empleo y del 0,28% para el consumo privado.
El mismo día en el que la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, el presidente del Consejo, Charles Michel, y el primer ministro británico, Boris Johnson, han firmado el texto, que entrará en vigor a partir del 1 de enero, la secretaria del ministerio ha reconocido en un encuentro informativo que el Brexit tendrá impacto en la economía española, pero que este será poco significativo teniendo en cuenta que se eliminan las amenazas de controles en las aduanas y aranceles a los productos españoles. «Nuestra estimación es que el impacto sea muy bajo, y más bien en términos de coste administrativo, no en términos de pérdida de mercado», ha afirmado, precisando que hará falta tiempo para analizar realmente las consecuencias finales.
Mientras tanto, entre los elementos más positivos del acuerdo alcanzado, Méndez ha señalado el cumplimiento del objetivo fundamental para las empresas europeas y españolas en el plano del comercio de mercancías de «cero aranceles y cero cuotas», lo que garantiza la competitividad futura en el mercado británico en el caso de que Reino Unido suscribiese acuerdos preferenciales con otros socios comerciales.
Desde el Gobierno de España, recalca Méndez, se tiene claro que no hay ningún sector que pueda esquivar totalmente las consecuencias de la salida de Reino Unido del mercado común, pero, por contra, hay cierta tranquilidad teniendo en cuenta que las condiciones alcanzadas en el pacto son muy positivas para sectores muy «sensibles» como el de la huerta española (frutas, verduras y hortalizas), así como para aquellos para los que el mercado británico forma parte de sus cadenas de producción, como el del automóvil o el farmacéutico.
La secretaria de Estado de Comercio ha recordado también que van a existir trámites de aduana que antes no eran necesarios, pero que no supondrán un alto coste para las empresas más allá de tener que familiarizarse con ellos si hasta ahora no exportaban a terceros países fuera del mercado comunitario.
Por su parte, en el sector servicios, considera que el acuerdo es menos beneficioso para las partes, aunque no será necesario establecerse en el país en el que se opera y se garantiza la movilidad para los profesionales, que podrán disfrutar de periodos de estancia más largos respecto a los establecidos en otros acuerdos comerciales como el de la UE con Japón o con Canadá.
Así, el ámbito referido al comercio de servicios contemplado por el acuerdo suscrito «no es tan ambicioso y es quizá donde más se pierde», ha admitido Méndez al señalar el peso particularmente significativo de estos en la balanza comercial española con Reino Unido, algo que ha atribuido al «bajo grado de ambición» británico al respecto desde un principio. No obstante, sí se han introducido cláusulas ambiciosas para algunos servicios que son de interés de España, como telecomunicaciones, transportes o servicios financieros, legales o medioambientales.
A su juicio, en este aspecto pierde más el Reino Unido por su posición dominante en el ámbito de los servicios financieros, que corre el riesgo de perder al dejar de ser operador comunitario, aunque el acuerdo sienta las bases para el acercamiento en el futuro a una cooperación financiera reforzada.
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