Joe Biden, la cabeza de la reconquista demócrata de la Casa Blanca, y tras dos carreras presidenciales fracasadas, el veterano de Washington ha jurado este miércoles el cargo como el presidente número 46 de Estados Unidos en una investidura más que atípica, a la que llega con la promesa de inyectar 1,9 billones de dólares (1,6 millones de euros) en la economía estadounidense para hacer frente a la crisis provocada por el coronavirus y con el compromiso de devolver a Estados Unidos al tablero global tras cuatro años de giro aislacionista bajo el ala de Donald Trump.
La escasa presencia de invitados por la pandemia fue reemplazada por la amplia presencia militar en el acto de inauguración. Hasta 25.000 miembros de la Guardia Nacional y 2.750 efectivos del Pentágono blindaron la capital estadounidense, aún conmocionada tras el asalto al Capitolio por una turba de seguidores de Trump convencida del “fraude electoral” denunciado incansablemente desde noviembre por el ya expresidente y que le mereció el veto de su perfil en las redes sociales Twitter, Instagram y Facebook.
A sus 78 años, Biden recibe del magnate neoyorquino –ausente en la investidura– unos Estados Unidos en estado crítico, con la recesión más aguda desde la Gran Depresión y el eco de una recrudecida enemistad entre republicanos y demócratas. “Es un nuevo día en Estados Unidos”, aseguró este miércoles desde su cuenta de Twitter el oriundo de Pensilvania, que trae consigo hasta el 1600 de la avenida homóloga todo su bagaje político y un Gabinete que hace guiños a la Administración de Barack Obama.
Entre sus fichajes estrella, Joe Biden confía en Janet Yellen para sacar adelante el plan de choque económico que anunció la semana pasada. Considerada partidaria de políticas flexibles y de estímulo, Yellen vuelve a la primera línea política como secretaria del Tesoro de EE UU tras coronarse en 2014 como la primera mujer que presidió la Reserva Federal (Fed).
“Es una economista muy prestigiosa que dará credibilidad a la política fiscal de Biden”, asegura Alfredo Arahuetes, profesor de Economía Internacional de Icade, quien insiste en que el estímulo al crecimiento de la nueva Administración tendrá un retorno casi inmediato. “La economía estadounidense crecerá en 2021 un 6%”, afirma Arahuetes.
“Gastar a lo grande” ha sido una de las primeras consignas de la nueva Secretaría del Tesoro. “Debemos actuar a lo grande en el frente de los estímulos fiscales. Ahora mismo, con los tipos de interés en mínimos históricos, es lo más inteligente que podemos hacer”, alentó este martes Yellen como estrategia para evitar una recesión “más larga y dolorosa” que deje cicatrices a largo plazo. Sus palabras fueron recibidas con entusiasmo por los índices bursátiles que vivieron subidas generalizadas, incluidas las criptomonedas, según Edoardo Fusco, analista de mercado de la plataforma de inversión en multiactivos eToro.
En su primer día como nuevo inquilino de la Casa Blanca, Biden firmó 15 órdenes ejecutivas para deshacer algunas políticas implementadas por Trump y dar sus primeros pasos para combatir las secuelas económicas de la pandemia y retomar el liderazgo de EE UU en la lucha contra el cambio climático. En el frente económico, Biden pidió que se extiendan las moratorias sobre desalojos y ejecuciones hipotecarias hasta fines de marzo, así como la suspensión de los pagos de préstamos estudiantiles hasta finales de septiembre.
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