La crisis del Covid-19 se ha llevado por delante algo más de 207.000 empresas, una de cada seis, y ha obligado a echar el cierre a 323.000 autónomos, el 10% del total, en apenas seis meses. Este es el balance publicado este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en su primer análisis de la demografía empresarial ante la pandemia. Aunque las cifras abarcan los nueve primeros meses de 2020, teniendo en cuenta que la peor parte comenzó con el confinamiento decretado el 14 de marzo, el saldo habla de una pérdida de unas 1.150 empresas al día en poco más de medio año.
Un golpe que, a tenor de los datos, se cebó en las empresas de menor tamaño, lo que explica la magnitud del impacto económico de esta crisis en un país de pymes como es España. Así, el 21,5% de las microempresas, aquellas que tienen en plantilla de uno a cinco asalariados, echó el cierre durante los primeros nueve meses del año. En el mismo periodo, sin embargo, solo se quedaron por el camino menos del 2% de las compañías con 100 o más trabajadores. Así, de las más de 207.000 compañías que se han destruido, el 92%, más de 190.000 eran micropymes. En el otro extremo, solo cerraron 222 compañías de más de 100 trabajadores, el 0,1%.
Dicho de otro modo, la estadística del INE refleja que el efecto de la pandemia en el tejido productivo arrojaba, a 1 de octubre de 2020, una tasa de supervivencia muy desigual en función del tamaño de las firmas, o “unidades empleadoras”. Teniendo en cuenta que a 1 de enero había 886.684 microempresas de hasta cinco empleados, la tasa de supervivencia para este segmento empresarial se limitó al 78,5%. Para el resto de firmas, sin embargo, se situó durante todo el año por encima del 90% en cada uno de los diferentes estratos por número de empleados, con más posibilidades de sobrevivir a medida que aumentaba el número de asalariados y, por tanto, el tamaño de la firma.
Así, al cierre del tercer trimestre, el último con datos disponibles, la tasa de supervivencia demostrada para una empresa con una plantilla de entre seis y nueve trabajadores era del 92,3%; ascendía al 95,8% para las que tenían entre 10 y 99 asalariados; subía al 98,1% para las que oscilaban entre los 100 y los 249 y, por último, escalaba al 98,8% para las grandes compañías, aquellas con más de 250 personas en nómina. De media, la tasa para las casi 1,2 millones de organizaciones se situó en el 82,6%. El resto, cerraron.
Por flujos trimestrales, la población de 1,19 millones de unidades legales empleadoras se vio especialmente afectada en el primer trimestre, con una tasa neta de crecimiento del -7,1%. En el segundo trimestre se produjo una ligera recuperación (del 3,3%), que se moderó en el tercero (0,7%).
En la pata laboral, por su parte, la incidencia más importante en cuanto a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) se produjo también en el primer trimestre. Al final del mismo, un 22,7% de las empresas tenían algún trabajador sujeto a este mecanismo de protección. En total, más de 140.000 empleadores perdieron a toda su plantilla entre enero y marzo, cuando se declaró el estado de alarma. Sin embargo, el 26,3% volvió a contratar trabajadores al final del segundo trimestre, a medida que la primera oleada quedaba atrás y las políticas de contención se iban relajando.
Los datos del INE también muestran las tasas de supervivencia en tiempos de pandemia para los trabajadores por cuenta propia. Así, a cierre del primer trimestre de 2020, y con una muestra general de 2.997.941 autónomos en España, el indicador de supervivencia se situó en el 93,7%, para ir reduciéndose al 91,7% en el segundo trimestre y al 89,2% en el tercero. Estas cifras arrojan que el número de autónomos que se vio obligado a cesar en su actividad fue de 323.778. Uno de cada 10.
Analizando la evolución durante los meses de pandemia, “al igual que sucedió con las unidades legales empleadoras”, recuerda el INE, el mayor impacto para los trabajadores por cuenta propia se registró en el primer trimestre, con más de 190.000 bajas. A finales del segundo trimestre, cuando la curva de contagios iba bajando y las medidas de contención se iban relajando en toda España, el número de bajas descendió hasta las 66.000. El tercer trimestre, tras las vacaciones de verano y la paulatina relajación de las medidas de contención, el número de autónomos que clausuró su negocio volvió a ascender hasta superar las 102.000 bajas.
Pero si en la destrucción de empresas fue clave el tamaño de la plantilla, en las bajas de los trabajadores por cuenta propia los factores diferenciales pasan a ser el sexo y, sobre todo, la edad. De los 1,9 millones de autónomos varones dados de alta en la Seguridad Social a comienzos de 2020, el 90% seguía con su negocio abierto a cierre del tercer trimestre. La tasa de supervivencia, sin embargo, bajaba al 87,8% para las casi 1,1 millones de trabajadoras por cuenta propia.
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