El aumento supone un 141,6% más en diez años, y un 204% en los últimos 14 años, razón que explica que la Asociación Stop Sucesiones, sostenga que cuando una situación de estas se produce es porque antes se ha embargado a muchas familias, se les ha arruinado sus vidas, y llega a un punto en que es mejor renunciar y que se lo lleve el Estado, antes que recibir la última voluntad del finado.
En España, explica Eligio Taboada, de Stop Sucesiones, existe otro problema sobrevenido -que es lo que ha llevado a esta asociación a dirigirse por carta a Pedro Sánchez y a María Jesús Montero-, y es que nos encontramos con tasaciones de bienes que están fuera de la realidad, y que se mueven en los tiempos del boom inmobiliario. Además, la crisis económica, agravada con el Covid, dificulta que los bancos ofrezcan avales a quienes con una herencia quieren saldar el pago de los impuestos de Sucesiones, Donaciones y Patrimonio.
En el año 2011, en España renunciaban a su herencia -una tendencia que se da más entre los grupos III y IV, los conocidos como colaterales, por debajo de los familiares directos y cónyuges- 18.935 personas. Desde que se registra la serie, desde 2007, la cifra ha ido creciendo, pero es a comienzos de la pasada década cuando experimenta un crecimiento geométrico.
Cabe reseñar que, en 2019, año post-Covid, se registraron 47.422 renuncias, un número sensiblemente superior al de 2020. La pregunta es simple: ¿cómo es posible que plena era Covid, con un número de muertos jamás visto, haya menor número de renuncias a herencias, cuando esta variable ha ido sin descanso en aumento?
Desde el Consejo General de Notariado desarrollan la naturaleza de este comportamiento. El pasado año hemos sufrido un duro confinamiento que ha tenido al menos durante tres meses a la gran mayoría de la población en casa. Eso ha hecho que no solo haya menos renuncias a herencias que en 2020, sino que también hay menos herencias que el año pasado, pues muchas de estas operaciones se han detenido. De no ser así, de haber sido un año normal, sin Covid, calcula Eligio Taboada que estaríamos hablando de un cálculo aproximado de unas 52.000 renuncias a herencias.
Y es concretamente sobre las consecuencias del Covid-19, sobre lo que esta asociación -que nace en noviembre de 2016 y cuyo objetivo es la supresión del impuesto de Sucesiones, Donaciones, Plusvalía y Patrimonio- ha puesto énfasis en su última actuación al exigir que se supriman estos impuestos a los afectados por la pandemia, cuando familiares y allegados están perdiendo a sus seres queridos, y encima de esta coyuntura tienen que asumir una serie de tributos que en la mayoría de los casos no pueden ni pagar, máxime cuando se trata del Grupo III y el Grupo IV.
En sus alegaciones, Stop Sucesiones, que prepara una gigante movilización para que se conciencien los políticos de este problema, pide al presidente del Gobierno «activar políticas fiscales que, cuando menos, ayuden a mitigar la paralización del tejido productivo y evitar el colapso de la economía. Resumiendo, se requieren de políticas fiscales que permitan no solo evitar la destrucción de la economía, sino también generar condiciones necesarias para adelantar su reactivación y atenuar los graves estragos de esta pandemia», apostilla.
«En momentos como en los que vivimos, se revela crucial no solo el derecho a la vida, a la salud y al trabajo, sino también proteger la liquidez de la clase media gravemente expuesta en las circunstancias actuales. Por ello es crucial proteger a la liquidez de la clase media y trabajadora, autónomos y pymes con políticas de bajada de impuestos que mitiguen la destrucción de empleo».
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