Los expertos vaticinan que la crisis del Covid-19 ha supuesto un avance de cinco años en muchas industrias, especialmente en materia de digitalización. Pero esta evolución no ha sido uniforme en todos los ámbitos. Además de la catástrofe sanitaria, la pandemia ha supuesto un paso atrás en algunos derechos sociales, como es el caso de la igualdad de género. Así lo refleja el informe Cómo afecta el Covid a la carrera de las mujeres y al liderazgo femenino en Europa, elaborado por la consultora BCG, donde se refleja que la pandemia ha repercutido en una sobrecarga de trabajo, especialmente para las mujeres que son madres.
Estas aseguran que dedican el doble de trabajo no remunerado, una media de 27 horas semanales más que antes de la pandemia, a la realización de tareas domésticas o relacionadas con la educación de sus hijos. Esto tiene también una repercusión en el ámbito profesional: el 30% de las madres europeas asegura que su capacidad de desempeño en el trabajo ha descendido con la pandemia, un porcentaje que en el caso de España llega al 37%. Así, el 44% asegura estar en desventaja en comparación con el resto de sus compañeros sin hijos.
Pero el Covid-19 no ha impactado solo en las madres. El teletrabajo, que se ha mostrado como una medida que podría contribuir a la conciliación y, por tanto, a la igualdad, también tiene muchas sombras. El 38% de las mujeres no tiene un espacio privado en el que trabajar, el 28% asegura que es interrumpida constantemente, y el 40% no se siente segura sobre su empleo. Unos porcentajes que son 10 puntos inferiores en el caso de sus compañeros varones.
Para el presidente de BCG para Europa Occidental, América del Sur y África, Hubertus Meinecke, el hecho de que el descontento de las mujeres sea superior se debe a tres razones principales: estas se han sentido más aisladas durante el confinamiento, están más quemadas por el sobreesfuerzo laboral y personal que han tenido que compatibilizar y, por último, por una cuestión de confianza y visibilidad, si ya tenían más problemas que sus compañeros para que su voz sea escuchada presencialmente, las reuniones virtuales han complicado todavía más esta tarea. “Ojalá acabe siendo menos, pero mi impresión es que con la pandemia hemos perdido 20 años en la carrera por cerrar la brecha de género”, asegura el portavoz de BCG.
El teletrabajo por sí solo no implica una mejor conciliación, menos aún en un contexto como el actual, y así lo han sentido las personas trabajadoras. Más de la mitad cree que la compañía no ha ofrecido medidas específicas para compatibilizar las responsabilidades domésticas derivadas de la nueva situación y una proporción similar no considera que sus superiores hayan sido conscientes de ello. Llama la atención que España es de los pocos países europeos en los que las mujeres han advertido un apoyo mayor que los hombres, por delante de economías más avanzadas, como Alemania, en la que se ha puesto de manifiesto una brecha de género más marcada.
Para la subdirectora general de la Fundación Seres, Lucila García, las empresas deben hacer un gran esfuerzo por no dejar a nadie atrás en un momento como este. “Debido a este burnout [síndrome del quemado] que están sufriendo las mujeres en una mayor medida, estamos viendo que una cuarta parte se plantea abandonar el empleo. Podemos llegar a retroceder a números de hace 10 años, eso es un drama que no nos podemos permitir, ni como sociedad ni como empresa”, insiste. También es tajante la socióloga y experta en crecimiento empresarial Alejandra Nuño, quien recuerda que el talento es imprescindible para encarar la recuperación: “en época de crisis no podemos permitirnos el arrinconamiento de nadie”. Un tema que cobra especial relevancia ahora que se ha puesto más el foco en la salud emocional de las plantillas: “No podemos hablar de bienestar corporativo cuando la mitad de tu población interna no está en igualdad de condiciones”, recuerda.
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