El Ministerio de Trabajo convocó ayer a la patronal y a los sindicatos para modernizar el mercado laboral. Si bien, la cita era más concreta: se trataba de reactivar la mesa sobre la derogación de los aspectos más lesivos de la reforma laboral de 2012, que según ha reiterado en numerosas ocasiones la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, tenía muy avanzados sus trabajos –interrumpidos hace un año por la pandemia–.
Dos de estos asuntos que en teoría ya estaban suficientemente negociados supondrían un desmontaje de parte de la polémica reforma de hace nueve años (eliminar los límites a la ultraactividad de los convenios colectivos y devolver la prioridad aplicativa a los convenios sectoriales). Y una tercera cuestión tendría que ver con un proyecto de ley para regular con nuevas limitaciones las cadenas de subcontratación (artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores) que estuvo a punto de aprobarse en el parlamento en la legislatura anterior.
Y tal y como estaba previsto y tras una larga reunión de más de cuatro horas del secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, con los segundos espadas y técnicos de los sindicatos CC OO y UGT y las patronales CEOE-Cepyme, los asistentes a la mesa negociadora acordaron retomar las negociaciones donde quedaron interrumpidas e intentar cerrar un acuerdo sobre estos tres asuntos en el plazo de tres meses, según fuentes conocedoras del encuentro.
La próxima reunión se celebrará previsiblemente el 30 de marzo. Aunque el plazo de tres meses no es algo oficial, si se cumpliera, tras sellar el pacto, el texto tendría que tramitarse legalmente con lo que, dependería del formato jurídico que se adopte para aprobar la nueva normativa, para que estuviera en vigor como pronto ya avanzada la segunda parte del año.
La incógnita de la reunión de ayer era si, al tiempo que se abordaban estos puntos de la contrarreforma laboral, se incluían también en las negociaciones sobre los compromisos enviados por el Gobierno a Bruselas en el marco del reparto de los fondos de reconstrucción. Concretamente, si se empezaban a negociar ya las cuestiones relacionadas con la simplificación de la contratación, la disminución de la excesiva dualidad laboral entre trabajadores fijos y el abuso de la figura de los temporales y otras cuestiones de flexibilidad interna de las empresas alternativas al despido, como la fijación de un nuevo diseño estructural de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). Desde la vicepresidencia económica que dirige la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, existía un especial interés por empezar a negociar ya estas cuestiones.
Esta diferencia entre el temario que persigue cerrar primero Trabajo y el de Economía podría ser la primera pugna que se libre entre las futuras vicepresidenta segunda, Nadia Calviño, y la tercera, Yolanda Díaz. De momento, fuentes de la Administración indicaron ayer que esta mesa de negociación sí abordará todas las cuestiones comprometidas con Bruselas, “pero de manera secuencial porque no se puede negociar todo a la vez”.
Por su parte, los sindicatos acudieron ayer dispuestos a plantarse si el Gobierno pretendía abordar todas las cuestiones citadas a la vez, ya que su interés es cerrar primero la contrarreforma laboral y, una vez conseguido ese desmontaje, abordar lo siguiente que, según fuentes sindicales, requerirá bastante más tiempo.
Los empresarios, sin embargo, pretendían abordar a la vez toda la modernización del mercado laboral. Además, niegan que los trabajos para desmontar la reforma laboral de 2012 estuvieran tan avanzados hace un año cuando se interrumpieron las negociaciones. Sobre todo, respecto a la regulación de la cadena de subcontratación, algo de lo que las patronales podrían hacer caballo de batalla.
“La patronal no quiere oír hablar de la contrarreforma”, aseguraban ayer fuentes sindicales, que añadieron que, en la mesa, propusieron a los empresarios que si quieren añadir temas a la negociación, que hagan su propia propuesta y se discutirán. Sea como fuere, la negociación ha arrancado tal y como ha querido Yolanda Díaz, ahora solo queda ver cómo termina y qué papel decide jugar Calviño.
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