Pese a que las principales entidades financieras españolas comentaron durante la presentación de resultados de cierre de 2020 que prácticamente ya no necesitaban más provisiones extraordinarias derivadas de la crisis económica provocada por el Covid, el Banco de España opina lo contrario. El supervisor, de hecho, ha advertido de que la incertidumbre sobre el alcance de la crisis económica sigue siendo “muy elevada” y considera que la banca tendrá que hacer aún un “esfuerzo importante” en provisiones este año para encarar el aumento de la morosidad. En 2020 las entidades financieras dotaron 40.000 millones de euros ante un posible repunte de los impagados.
La directora general de supervisión, Mercedes Olano, reconoce, de hecho, que en 2020 los bancos ya dotaron importantes provisiones y podrán ir consumiéndolas a medida que aumenten los impagos, pero considera que se necesitarán más, aunque el volumen dependerá de cuánto suba la morosidad, y eso asegura que no se puede calcular ahora.
A cierre del pasado ejercicio, la morosidad de la banca española se situó en el 4,51%, el nivel más bajo desde abril de 2009, por lo que tendría que triplicarse para alcanzar los niveles máximos de la crisis anterior, según explicó Olano durante la presentación de la memoria de supervisión de 2020.
Estas nuevas necesidades de provisiones afectarán negativamente otra vez en la rentabilidad del sector, lo que se reflejará en el ROE (rentabilidad sobre recursos propios), aunque en el Banco de España confían en que no haya un impacto muy fuerte en la rentabilidad recurrente, la que va ligada al propio negocio. De momento, la rentabilidad se sitúa entre el 5% y el 8%, manteniéndose por debajo del coste del capital estimado”, reza la memoria de supervisión.
Es en este contexto en el que toma mayor relevancia las fusiones para ayudar a reducir costes. El Banco de España defiende así más integraciones como fórmula para que las entidades financieras mejoren su rentabilidad, pese a que el pasado año se aprobaron dos operaciones corporativas, la de Bankia y CaixaBank, por un lado, y la de Unicaja y Liberbank, por otro, que darán lugar a la primera y quinta entidades financieras españolas, respectivamente.
El gobernador de la institución supervisora, Pablo Hernández de Cos, explica en una carta recogida en la memoria de supervisión que los “procesos de consolidación del sector, que se revitalizaron el pasado año en nuestro país con el anuncio de dos grandes operaciones, pueden ser un instrumento útil adicional para afrontar los retos del futuro en mejor posición, si bien es necesaria una evaluación individual de los méritos de cada propuesta de fusión”.
Mercedes Olano apoya también, como es lógico las fusiones, y asegura que pese a las dos grandes operaciones llevadas a cabo en 2020 y el elevado número de cierre de oficinas, “estamos aún lejos de un oligopolio bancario en España. La competencia se mantiene muy viva en el sector”. Recuerda en este sentido que hay 10 entidades significativas en España, y “bastantes” más pequeñas.
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