El BCE afronta su cita de este jueves de forma más relajada que la anterior. En su reunión del Consejo de Gobierno de marzo, el Banco Central Europeo tuvo que reaccionar a la impetuosa subida de las rentabilidades de la deuda, reflejo de la expectativa de mayor crecimiento económico e inflación que irradiaba EE UU. Y anunció una aceleración en su programa de compras de deuda para evitar que esa subida en los rendimientos de los bonos terminara por encarecer el coste de financiación y torpedeara así el objetivo de facilitar crédito lo más barato posible para apuntalar la recuperación.
Poco más de un mes después, el BCE ha logrado preservar la estabilidad del mercado –y garantizar condiciones favorables de financiación, según sus palabras– sin haber empleado demasiada munición. La incertidumbre sobre la recuperación económica, con continuos sobresaltos sobre la vacuna, sin duda ha ayudado a ello.
Las rentabilidades de los bonos soberanos no han regresado ni mucho menos a los niveles previos al repunte iniciado en febrero y la perspectiva es que se mantengan en los niveles actuales, e incluso superiores, en un contexto de crecimiento económico. Pero esto no ha supuesto dificultad alguna para la financiación en los mercados de capitales y el BCE tampoco se ha visto obligado a elevar sus compras semanales de deuda de forma especialmente notable.
“El mercado está entendiendo bien que la zona euro no puede asumir tipos más altos en el momento actual. Y en Estados Unidos, ha calado entre los inversores el mensaje de Powell de que la subida de la inflación es pasajera”, explica Jesús Sáez, responsable de mercado de capitales de Natixis para España. De hecho, la publicación del dato de IPC de EE UU de marzo no tuvo apenas efecto en el mercado, a pesar de que el dato –el 2,6% en tasa interanual– superó ligeramente lo previsto y se situó en máximos de agosto de 2018.
“Las condiciones de financiación se han mantenido favorables desde la reunión del BCE de marzo”, reconocen en Goldman Sachs, donde añaden que el incremento anunciado en las compras de deuda ha estado en la parte baja de las expectativas. El programa especial antipandemia (PEPP por sus siglas en inglés) roza ya el billón de euros, después de haberse incrementado la semana pasada en 16.290 millones, hasta los 976.590 millones.
El BCE ha acelerado el ritmo semanal de compras a una media que ronda los 20.000 millones de euros, sin ir más allá. Y esto ha bastado para, con tipos de mercado más altos, preservar las favorables condiciones de financiación también en los plazos más largos. Así, y pese al alza en las expectativas de inflación, en las últimas semanas Italia y Austria han lanzado con éxito emisiones de bonos a 50 años, Irlanda ha emitido a un plazo de 20 años y España ha lanzado una emisión sindicada a 15 años por 6.000 millones de euros al menor coste registrado nunca a ese plazo.
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