El Banco de España alerta a la banca sobre los desafíos asociados a la ciberseguridad y a la creciente competencia de las denominadas big tech. Ante ello, el supervisor considera que aumenta “la importancia de que el sector bancario mejore su eficiencia, en especial a través de una mayor digitalización”. Mantiene que la competencia de las big tech ejerce una presión adicional a la baja sobre la rentabilidad del sector, que se ha visto debilitada por el impacto de la pandemia, pero que también afrontaba algunos retos previos a la crisis sanitaria, “como la existencia de un exceso de capacidad, a pesar de la notable reducción que ha tenido lugar en los últimos años”.
Las big tech, explica el Banco de España en su informe anual correspondiente a 2020, “disponen de un volumen ingente de información sobre sus clientes y utilizan esa información de manera eficiente para satisfacer sus necesidades. De este modo, en aquellos sectores en los que las big tech han entrado en los últimos años, estas han asumido los segmentos más rentables del negocio, desplazando, en muchos casos, a los operadores tradicionales”.
Para afrontar el desafío, potencialmente muy disruptivo, que suponen las big tech para la banca, el supervisor califica como “fundamental” que las entidades “sigan profundizando en la mejora de su eficiencia, en la reducción de costes y en un uso más intensivo de las nuevas tecnologías”. Este aviso se produce justo en un momento en el que el sector está sumido en una de sus mayores reestructuraciones, con cierres masivos de oficinas y recorte de plantilla. Se calcula en durante este año se destruirán en el sector más de 20.000 empleados y se cerrarán más de 5.000 sucursales.
El Banco de España también avisa a un grupo de bancos, sin mencionar, de que deben seguir aumentando sus provisiones como medida de prudencia ante la crisis que ha provocado el Covid. Considera que el ritmo al que los bancos españoles dotaron provisiones por riesgo de crédito en 2020 “parece adecuado a nivel agregado”, pero apunta que probablemente deberá mantenerse durante los próximos años o incluso aumentar si la recuperación económica resulta más lenta de lo esperado.
En el mismo informe anual, el Banco de España reitera que el crédito dudoso no ha aumentado por medidas de apoyo como los avales públicos y las moratorias y alerta de que “la morosidad podría repuntar una vez que se agoten los efectos de las medidas”. Sin embargo, ha observado “riesgos latentes”, como el fuerte aumento del crédito en vigilancia especial, que es aquel en el que el riesgo de impago ha aumentado significativamente desde su reconocimiento inicial, pero no lo suficiente como para clasificarlo como dudoso. Esto, según advierte, “podría considerarse un cierto indicio anticipado de un potencial deterioro en la calidad crediticia de los préstamos”.
En concreto, los créditos a empresas clasificados en vigilancia especial se incrementaron un 37% en 2020, frente a la caída del 4% de un año antes, alcanzando los 48.600 millones de euros (equivalente al 9,8% de la cartera). El informe también destaca que las señales de deterioro crediticio en las carteras de préstamos avalados y en moratoria son “significativamente superiores” a las del resto de las carteras.
Antes este previsible deterioro, el Banco de España pone en valor el esfuerzo en provisiones para cubrir el riesgo de crédito realizado por las entidades a lo largo del pasado año. “Aunque el ritmo de dotación de provisiones parece adecuado a nivel agregado, si bien con cierta heterogeneidad entre entidades, es probable que haya que mantener este esfuerzo de provisionamiento durante los próximos años, o incluso incrementarlo si la recuperación económica es más lenta de lo esperado”.
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