El BCE ha desvelado hoy su nueva estrategia de política monetaria, que establece un nuevo objetivo de inflación en el 2% y asume una posición mucho más flexible en cuanto a cómo debe reaccionar la institución ante el aumento de precios en la zona euro. Hasta el momento, el BCE ha intentado sin éxito que la inflación se aproxime al 2%, aunque por debajo, según el objetivo de estabilidad de precios de una estrategia que ha permanecido sin cambios desde 2003. Hasta hoy.
“La nueva estrategia contempla un objetivo de inflación simétrico del 2% a medio plazo”, explica el BCE en un comunicado. Esto significa que la institución velará por que los precios no estén en un nivel inferior ni tampoco superior, “lo que podría implicar un período transitorio en el que la inflación se sitúe ligeramente por encima del objetivo”. Es decir, no endurecerá de forma automática su política monetaria si el IPC supera el 2%. Considera en todo caso igual de indeseable que la inflación esté ya sea por debajo o por encima de ese 2%. «El 2% no es un techo», ha asegurado Christine Lagarde en rueda de prensa.
La nueva estrategia, que Lagarde asegura se ha acordado por unanimidad, también recoge un importante cambio en la visión del BCE de los precios de la vivienda y su impacto en la inflación. Recomienda la inclusión de la vivienda en régimen de propiedad en la construcción de los indicadores de IPC, como forma de reflejar el impacto de la evolución de los precios del mercado inmobiliario y su efecto en el bolsillo de los ciudadanos.
«La inclusión de los costes relacionados con la vivienda en régimen de propiedad en el IAPC representaría mejor la inflación relevante para los hogares”, añade el comunicado, si bien “dicha inclusión es un proyecto de varios años”. De hecho, según ha reconocido Lagarde, será Eurostat quien deba liderar el cambio estadístico que supone incluir la compra de una vivienda en el IPC, ya que por ahora solo se incluye el precio del alquiler. Mientras tanto, el BCE asegura que tendrá en cuenta en sus decisiones “medidas de inflación que incorporen estimaciones iniciales del coste de la vivienda en régimen de propiedad”.
Lagarde ha explicado que la recomendación de incluir el precio de adquirir una vivienda en el IPC resulta de la toma de contacto con los ciudadanos europeos durante el proceso de revisión de su estrategia. Y ha recalcado que se tomarán referencias de precios desde el punto de vista del consumidor de a pie, no del inversor inmobiliario. «Eurostat está de acuerdo con nosotros», ha señalado.
Además, ha confirmado que el conjunto de tipos de interés del BCE sigue siendo el principal instrumento de política monetaria. El BCE no concreta si la flexibilidad del PEPP, que permite comprar deuda griega y adquirir bonos soberanos por encima del peso de un país en el capital del BCE, se incorporará de forma definitiva a la caja de herramientas de su política una vez pasada la crisis. En su comunicado se limita a citar como instrumentos de política monetaria, además de los tipos, la orientación futura de la política monetaria (forward guidance), las compras de activos y las operaciones de financiación a más largo plazo. «Continuarán siendo parte integrante del conjunto de instrumentos del BCE y se utilizarán según sea necesario», señala el comunicado.
Por último, el BCE ha aprobado un ambicioso plan de actuación frente al cambio climático, en el que incorporar los criterios de sostenibilidad en sus decisiones de política monetaria, aunque la aplicación de un sesgo ESG en su programa de compras de deuda corporativa quedará para 2024. La primera reunión en la que se aplicará esta nueva estrategia será en julio de 2022, una vez haya concluido el programa extraordinario de compras antipandemia, con final previsto en marzo de ese año. El Consejo de Gobierno analizará periódicamente la idoneidad de su estrategia de política monetaria y prevé realizar la siguiente evaluación en 2025.
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