Los bancos minoristas europeos tendrán que reducir sus costes entre 35.000 y 45.000 millones de euros en los próximos tres a cinco años si quieren cumplir con sus objetivos de rentabilidad, según se desprende del informe de Retail Banking Radar, elaborado por la consultora Kearney. Se da la paradoja, por otro lado, de que los esfuerzos en la reducción de personal y de sucursales que se han llevado a cabo en la última década no han sido suficientes para sostener los beneficios del sector bancario de Europa.
Según este informe, es probable que los escasos márgenes en los créditos se mantengan en el medio plazo a medida que la economía global emerja de la crisis provocada por la pandemia, mientras que la necesidad de actualizar la tecnología en el sector se ha convertido en un punto crítico a medida que se ha amplificado la adopción de canales digitales por parte de consumidores y empresas. Los bancos europeos han intentado ajustar su estructura de costes desde la crisis financiera mundial de 2008. Tal es así que la plantilla ha disminuido en todo el sector en más del 12% en los últimos 10 años y el número de sucursales se ha reducido en casi un tercio. En paralelo, los préstamos y depósitos minoristas han crecido un 50% en Europa Occidental y un 143% en Europa del Este.
El análisis de Kearney constata la mejora de la productividad en el sector bancario europeo: los ingresos por empleado han aumentado en una quinta parte hasta los 257.000 euros y los volúmenes (depósitos más préstamos) por sucursal se han duplicado hasta los 212 millones de euros. Sin embargo, estos resultados no se han traducido en una mejora en la relación costes-ingresos (CIR), puesto que el CIR promedio en 2008 se situó en un 62% con un aumento muy marginal, mientras que en 2020 llegó al 63%.
Kearney apunta que a medio plazo podrían persistir los desafíos que han impedido a los bancos avanzar en la eficiencia de costes. Por un lado, los ingresos se han visto sometidos a una gran presión debido a los tipos de interés, mientras que, por otro lado, los costes asociados a la tecnología y a los salarios han aumentado en los últimos años, lo que ha evitado el ahorro en los costes.
Los datos recogidos en este informe concluyen que se ha producido un 80% de aumento en los costes de tecnología en los bancos europeos desde 2015 y los sueldos en el sector de servicios financieros se ha incrementado un 16% desde ese mismo año en los 22 países analizados en el estudio. Pero hay que subrayar, por otra parte, que, debido a la revolución digital y tecnológica, los bancos han tenido que reducir el número de sucursales y cajeros bancarios, pero han aumentado el personal en áreas como IT o análisis de datos.
Ese incremento de personal especializado en tecnología (científicos de datos, por ejemplo) seguirá produciéndose en los próximos años. Además, las demandas regulatorias y de mercado ya están obligando a los bancos a invertir en la actualización de sus sistemas tecnológicos para satisfacer las demandas de los clientes.
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