“El marco fiscal europeo ha mostrado algunas limitaciones en el pasado, y hay razones para creer que su aplicación podría generar nuevos desafíos después de la actual crisis”. Así de contundente es la advertencia realizada este viernes por la OCDE a la Unión Europea, a la que insta a suavizar sus reglas fiscales antes de volver a aplicarlas a fin de evitar que el cinturón de austeridad lleve a algunos países a una nueva recesión. Este es uno de los principales mensajes de “Estudio económico de la Unión Europea y la eurozona”, publicado este viernes por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
“Los líderes de Europa lo han hecho muy bien en la gestión del impacto económico provocado por COVID-19, aprovechando las lecciones aprendidas de la crisis de 2008 y tomando medidas políticas audaces, incluido el uso de préstamos comunes por primera vez. Como parte de los planes de recuperación, ha llegado el momento de abordar desafíos estructurales tanto antiguos como nuevos, pero en desarrollo, de manera que la UE y la zona del euro tengan una base y una trayectoria más sólidas para el futuro”, ha declarado en paralelo a la publicación del informe el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann.
“Con las reformas adecuadas, Europa puede y saldrá más fuerte de la pandemia y desempeñará un papel de liderazgo en la construcción de una economía global fuerte y sostenible”, agrega, estimando que la recuperación económica de la UE será sólida pero desigual, dado el diferente impacto que ha tenido el virus entre los países del norte y los del sur, los que dependen más del turismo que de sectores como la industria.
Así, alerta el documento, “en los próximos años, el cumplimiento de la regla de reducción de deuda requeriría grandes esfuerzos de consolidación en muchos países del área del euro, con el riesgo de afectar negativamente a la recuperación”. La advertencia se produce en un momento en el que los responsables económicos de la UE y la eurozona se ven las caras, este viernes y sábado en el Eurogrupo y el Ecofin, precisamente para debatir el futuro de las reglas fiscales. Estas, que rigen los ajustes a realizar si se sobrepasa un déficit del 3% o una deuda del 60% del PIB, fueron suspendidas en primavera de 2020 para facilitar a los países encarar la pandemia con todo el gasto público necesario y no se reactivarán previsiblemente hasta consolidada la recuperación, en 2023.
Se abre ahora el debate sobre qué tipo de reglas reactivar una vez superada la crisis para evitar nuevos baches en el camino y favorecer la recuperación. España ya ha pedido simplificar y suavizar las normas, en línea con otras de las grandes potencias de la UE o la propia Comisión, si bien los llamados países frugales prometen seguir velando por la ortodoxia fiscal. La OCDE, de momento, ha tomado partido a favor de una mayor flexibilidad, alertando del riesgo de que algunos países vuelvan a caer en recesión.
En este terreno, la OCDE apunta a que las reglas fiscales europeas se han convertido en “un marco demasiado complejo”. A partir de ahí, aunque reconoce que el esquema vigente hasta la pandemia ya contaba con un cierto margen de flexibilidad, hace notar que “un cumplimiento estricto” de los objetivos de déficit y deuda pública “exigiría grandes esfuerzos de consolidación en los próximos años”. Algo que, teme la OCDE, “podría hacer descarrilar la recuperación económica”.
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