Las dos novedosas figuras tributarias que España ha estrenado este año distan de estar arrojando los objetivos recaudatorios que esperaba el Gobierno. El nuevo impuesto sobre determinados negocios digitales, la conocida como Tasa Google, apenas ha ingresado en el primer semestre una quinta parte de lo estimado. La tasa Tobin, sobre las transacciones financieras, aporta a su vez un tercio de lo presupuestado.
Así lo desvelan los últimos datos publicados por la Agencia Tributaria, que concretan que la tasa Google ha dejado 92 millones de euros en las arcas públicas durante el primer semestre, mientras que la tasa Tobin ha aportado otros 185 millones. Las cifras están muy alejadas de las previsiones oficiales. El Gobierno había estimado que el nuevo impuesto sobre negocios digitales terminaría recaudando 968 millones de euros en el conjunto del ejercicio, por lo que el resultado semestral apenas deja un 19% de lo que debería haber aportado ya.
Por su parte, los ingresos del impuesto sobre las transacciones financieras estaban diseñado para arrojar unos ingresos anuales de unos 850 millones de euros, cifra que tampoco parece probable alcanzar habida cuenta el resultado en lo que va de año. Para justificar las desviaciones que se están produciendo, desde el Gobierno alegan que siempre es complicado estimar la recaudación real que va a conseguir una nueva figura tributaria, algo que se multiplica en el periodo de la pandemia.
Desde el Ejecutivo recuerdan, además, que los impuestos sufrieron algunas modificaciones durante el trámite parlamentario que podrían restar potencia recaudatoria, como el hecho de que la tasa Tobin no grave todas las operaciones intradías, sino solo el saldo diario acumulado. La tasa Google española, que el país deberá eliminar una vez entre en vigor el pacto de la OCDE sobre el régimen fiscal global para grandes multinacionales, grava al 3% las operaciones de publicidad online, intermediación digital y venta de datos de usuarios por parte de compañías que facturen al menos 750 millones de euros en el mundo y por lo menos tres de ellos en España.
La tasa Tobin, de otra parte, grava al 0,2% la compraventa de acciones de compañías españolas con una capitalización superior a los 1.000 millones de euros. Ambos tributos entraron en vigor a mediados de enero y, aunque sufrieron ciertos retrasos en los plazos de liquidación, llevan devengándose desde entonces. En cuanto al impacto que están teniendo el resto de novedades tributarias incluidas en los Presupuestos Generales de 2021, el resultado es dispar. Así, de una parte, la subida en dos puntos del tipo máximo de IRPF a partir de los 300.000 euros (situándolo entre el 45,5% y el 50%, en función de la comunidad) aporta en los primeros ocho meses del año 83 millones adicionales.
Menor relevancia está teniendo, a la espera de las liquidaciones correspondientes, la rebaja del 100% al 95% en las exenciones sobre dividendos y plusvalías de participaciones y filiales dentro del impuesto de Sociedades, que apenas deja cuatro millones de euros. Más vistosos están siendo los resultados del nuevo gravamen sobre las bebidas azucaradas y edulcoradas, que aporta 137 millones de euros, así como el incremento en el tipo del impuesto sobre las primas de seguros, que deja 276 millones.
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