Los fondos procedentes del programa de reconstrucción europea Next Generation se han convertido en un balón de oxígeno para los tesoros nacionales. Después de que, en julio, y gracias a la inyección europea, el Tesoro recortara en 20.000 millones las emisiones brutas, para el próximo ejercicio se prevé que la tendencia bajista continúe su curso. Según los Presupuestos Generales presentados ayer, el Gobierno estima unas emisiones brutas de 242.846 millones, un 9,8% menos que las previstas para este año (269.157 millones).
Deducidas las amortizaciones, las necesidades de financiación (emisiones netas) se situarán en los 80.000 millones, en línea con las esperadas para este año. Sin la llegada de 27.000 millones de fondos europeos, el Estado habría precisado de unas emisiones netas de más de 100.000 millones para mantener los niveles de inversión presupuestados, cifra que pondría la necesidad de financiación en el entorno del récord de 110.000 millones de 2020.
Las buenas condiciones financieras que imperan en la zona euro permitirán a España seguir rebajando la partida destinada al pago de intereses. El Gobierno prevé desembolsar en 2022 España 30.175 millones para hacer frente a los intereses de la deuda, un 4,7% menos que en 2021. Un ahorro que es posible gracias a las medidas puestas en marcha por el BCE tras el estallido de la crisis. Los bajos precios imperantes en el mercado de capitales han sido un acicate para reforzar la apuesta por las emisiones a largo plazo, contribuyendo con ello a alargar la vida medida de la deuda.
Según las previsiones que maneja el Gobierno en 2021 la duración de la deuda en circulación subirá a los ocho años frente a los 7,75 años del pasado. Para 2022 la vida media se situará en la horquilla de los 8-8,2 años. Estas previsiones resultan conservadoras pues ya a cierre de septiembre la vida media alcanzaba los 8,02 años. El objetivo que se persigue es lograr unos niveles adecuados que permiten mantener un reducido riesgo de refinanciación y ofrezcan un blindaje ante una subida de los tipos de interés de la deuda que el Ejecutivo ya prevé en 2022.
Aunque la presidenta del BCE Christine Lagarde ha prometido ser prudente y asegura que mantendrá los tipos de interés en mínimos históricos, en las últimas semanas el aumento de los precios de la energía ha reavivado los temores inflacionistas y día a día aumentan las voces que apuntan a una retirada de los estímulos.
Pese a estas condiciones benévolas, la ratio de deuda sobre el PIB continuará en niveles muy elevados. No obstante, aunque la deuda seguirá aumentando la mejora económica la llevará a tocar techo. El Gobierno prevé cerrar 2021 en el 119,5% frente al 120% del pasado año cuando el impacto de la pandemia llevó a un fuerte aumento de las necesidades de financiación y una contracción del PIB sin precedentes. Para 2022, la ratio se reducirá previsiblemente al 115,1%, unas estimaciones que el FMI pone en duda y cree que España mantendrá una deuda por encima del 116% del PIB hasta 2026.
En cuanto a la estrategia financiera, y siguiendo las directrices de Bruselas, el Tesoro profundizará en las emisiones verdes que pasarán de ser coyunturales (hasta la fecha solo la habido una) a convertirse en un componente estructural de su programa. Ejercicio tras ejercicio las letras van perdiendo protagonismo y 2022 representarán el 6,2% del total de la cartera de deuda, mínimo histórico hasta la fecha. Los bonos, obligaciones y otras deudas supondrán el grueso de la deuda en circulación (93,8%). Por quinto año consecutivo el Tesoro hará una transferencia en forma de préstamo a la Seguridad Social por valor de 6.980 millones, 6.849 millones menos que en 2021 y la cifra más baja desde la puesta en marcha de este mecanismo en 2018.
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