Gerardo Gutiérrez, director general del Servicio Público de Empleo, aseguró ayer que en los próximos cinco años «va a ser necesario formar a muchos profesionales», porque se van a jubilar 1,5 millones de trabajadores. Por lo tanto, «muchos puestos de trabajo se van a quedar vacantes», dijo Gutiérrez. Así, el director general del SEPE puso el dedo en la llaga de lo que, según los empresarios, es el gran problema de que no haya trabajadores suficientes, con 3,2 millones de desempleados.
Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme, patronal de la pequeña y mediana empresa, respondió ayer a Díaz que «la escasez de mano de obra especializada se centra en actividades muy específicas que requieren cualificación determinada, y a veces no se puede encontrar simplemente pagando sueldos más altos. Además, la solución de subir sueldos sine die hasta lograr cubrir las vacantes, sean cuales sean, dependerá de la productividad de dichas empresas y si pueden hacerlo».
Pedro Fernández Alén preside la CNC, la patronal de las constructoras, y coincide plenamente con Cuerva en lo que se refiere a la formación en su sector. Fernández sostiene que faltan especialistas en la construcción de las infraestructuras de las energías alternativas, como la fotovoltáica, solar o eólica. Y también, en la movilidad sostenible.
Es la misma queja que hacen en Confemetal, la patronal industrial de la CEOE con gran peso de la pequeña y mediana empresa. Faltan soldadores, matriceros [que crean la base metálica donde se encajan las piezas] caldereros y maquinistas, entre otros trabajos. En definitiva, tanto en la construcción como en la industria hay un grave problema de formación. Está por desarrollar la nueva ley de formación profesional, que aprobó el Gobierno en septiembre que, como recordó la vicepresidenta Segunda, Yolanda Díaz, el pasado martes, conllevará una inversión de 5.4745 millones de euros.
Curiosamente, los empresarios coinciden en que hay un grave problema por la falta de mujeres, tanto en la construcción como en la industria. Ambos sectores reconocen que tienen un problema de imagen, porque el concepto que tiene la gente es que son trabajos especialmente duros. «Cuando hay muchos puestos en los que puede estar una mujer. Hoy en día las máquinas son otra cosa, más modernas. Hay muchas formas de trabajar en la construcción con el ordenador. Incluso, una mujer puede ser la electricista de una obra», señala Fernández Alén, para desterrar la imagen de sector con un trabajo muy duro para la mujer.
Otras fuentes empresariales, que prefieren guardar el anonimato, responden a la vicepresidenta que, «si hay fraude en las empresas que envíe a la Inspección de Trabajo, que para eso está». Y, en segundo lugar, que una subida de los salarios, en este contexto de elevada inflación, «puede alimentar todavía más a los precios».
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