Jens Weidmann, presidente del Bundesbank y el miembro más veterano del Consejo de Gobierno del BCE ha anunciado su dimisión “por motivos personales”, que será efectiva el 31 de diciembre. Su marcha, que Weidmann ha pedido hoy al presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, llega en un momento decisivo para el BCE, que debe decidir en los próximos meses cómo poner fin al plan extraordinario antipandemia de compras de deuda y que afronta una escalada de precios que amenaza con ser menos transitoria y más estructural de lo que defiende la institución. En su despedida, Weidmann advierte precisamente que «no hay que perder de vista los riesgos de la inflación».
Con él se marcha una de las voces más duras en el seno del BCE y el más destacado de los halcones durante el mandado de Mario Draghi. Votó en contra en 2012 contra su plan de hacer «todo lo necesario» por salvar el euro. En los últimos tiempos suavizó el tono accediendo de hecho al revolucionario programa de compras de activos con el que Christine Lagarde respondió a la crisis por la pandemia, aunque insistiendo de forma reiterada en su carácter excepcional. Los defensores de la más pura ortodoxia monetaria quedan ahora debilitados en el BCE, que insiste en que el actual ascenso de precios en la zona euro es transitorio.
En el comunicado difundido hoy, Weidmann explica que «estoy convencido de que más de diez años son una buena medida de tiempo para abrir otro capítulo, para el Bundesbank, pero también para mí personalmente». Weidmann llegó al cargo en mayo de 2011, nombrado por el gobierno de Angela Merkel tras la sonada dimisión de su predecesor Axel Weber, en un momento de intenso debate en el BCE sobre cómo responder a la crisis financiera en la zona euro.
El actual presidente del Bundesbank se marcha ahora también en otro momento de cambio en el BCE, aunque una vez que ha quedado aprobada la revisión de su estrategia, y en Alemania, donde se prepara la formación de un nuevo ejecutivo liderado por los socialdemócratas con el apoyo de liberales y verdes. Este gobierno deberá elegir al nuevo presidente del Bundesbank, cuyas riendas podría tomar la actual vicepresidenta Claudia Buch de forma provisional.
La marcha de Weidmann va a coincidir en el tiempo con la retirada de su valedora Angela Merkel, gran defensora de la disciplina fiscal en la zona euro mientras el Bundesbank abogaba en el BCE contra las medidas innovadoras de Mario Draghi para hacer frente a la crisis del euro. Sus continuas críticas a las propuestas del banquero italiano le dieron aquellos años el mote de Doctor No. Con su marcha, Weidmann evita un nuevo enfrentamiento en la nueva etapa de más inflación y retirada de estímulos que afronta el BCE. “Un gobierno de Sholz con los socialdemócratas al frente de la coalición puede empujar a la elección de un presidente del Bundesbank menos duro. Si es ese el caso, el equilibrio de poder en el consejo de gobierno del BCE podría inclinarse las políticas más acomodaticias”, apunta Wolfgang Bauer, gestor en el equipo de renta fija pública de M&G Investments.
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