La inflación se ha convertido de hecho en la gran protagonista del contexto económico actual en la zona euro y en el mercado crece el nerviosismo ante un alza del IPC que excede el nivel que el BCE considera su meta de estabilidad de precios. “Hoy solo hemos hablado de tres cosas: inflación, inflación e inflación», ha asegurado la presidenta del BCE, Christine Lagarde al término de la reunión celebrada por el Consejo de Gobierno de la institución, que ha decidido dejar sin cambios su política monetaria.
Las rentabilidades de los bonos descuentan un endurecimiento de la política monetaria para el próximo año, con el bono alemán en máximos de mayo, ante lo que Christine Lagarde se ha esforzado hoy por defender la validez del análisis de la institución, que insiste en que el alza de la inflación será transitoria y remitirá en 2022. El mercado ha reaccionado con incredulidad y las rentabilidades de los bonos han subido con fuerza, también ante la confirmación de Lagarde de que el plan de compras antipandemia finalizará sin más dilación en marzo de 2022 y sin que se haya debatido hoy el escenario posterior.
Pero la presidenta del BCE también ha lanzado el mensaje de que la zona euro está muy lejos de haber alcanzado un entorno de inflación que permita una subida de tipos, a diferencia de otras economías como la de Estados Unidos o Reino Unido. «Las comparaciones son odiosas, porque no estamos hablando de economías iguales, cuyas perspectivas son distintas, lo que justifica aproximaciones distintas», ha defendido Lagarde. Para una subida de tipos en la zona euro, según ha explicado, la inflación se tendría que situar en un nivel del 2% en un horizonte de medio plazo de forma duradera, con la expectativa de permanecer ahí al menos tres años, y la tasa subyacente también debería presentar un horizonte al alza.
En sus previsiones a medio plazo, el BCE mantiene por ahora que el IPC en la zona euro se habrá situado en 2023 apenas en el 1,5%, una vez superado el repunte actual. «No me corresponde a mí decir si los mercados se están adelantando a sí mismos (al apostar por subidas a finales del próximo año), pero nuestro análisis sugiere que las condiciones no se cumplirán durante algún tiempo», ha advertido la presidenta del BCE.
En rueda de prensa, Christine Lagarde, ha señalado que la inflación seguirá subiendo en la zona euro en los próximos meses, más de lo esperado por la institución, pero aflojará el próximo año. En septiembre, los precios crecieron en la zona euro el 3,4% y Lagarde prevé que aumenten aún más en lo que queda de 2021. Pero los actuales elementos que presionan al alza, la energía, los problemas de suministro debidos a la rápida recuperación económica y el fin del recorte del IVA de Alemania, perderán peso en 2022. «Hemos debatido mucho y hecho un gran análisis. Y creemos que nuestro análisis de que la inflación será transitoria es correcto», ha defendido Lagarde. Sí ha reconocido en todo caso que la energía «es el principal riesgo» y ha señalado que si continuara subiendo «podría suponer un freno para la recuperación».
Para ING, “el BCE por fin ha despertado a la realidad de la inflación. Sigue previendo un período transitorio de elevada inflación, pero ha hecho un análisis mucho más equilibrado, allanando el camino para una mayor reducción en las compras de deuda en diciembre”. El BCE está ante la encrucijada de unos precios desbocados, cuya duración en el tiempo aún es incierta, y de un crecimiento económico que se espera para este año menor al previsto inicialmente. Pero Lagarde ha defendido que las condiciones de financiación de la zona euro siguen siendo favorables y ha señalado que la recuperación de la economía en la zona euro continúa con fuerza. «De ninguna manera hay estanflación, tenemos una fuerte recuperación», ha zanjado con vehemencia Lagarde.
El BCE se aferra a un diagnóstico en el que el año próximo se habrán resuelto los actuales problemas de suministro -«aunque no en el primer trimestre», ha advertido Lagarde- y en el que los precios se relajarán, sin ver motivos para modificar ni una coma de su política monetaria. De hecho, ha insistido en su decisión de septiembre, de rebajar el ritmo de las compras de deuda ligeramente frente a lo adquirido en el segundo y tercer trimestre del año, y ha confirmado que el plan de compras antipandemia finalizará en marzo de 2022, según lo previsto. «Lo que vaya a pasar después lo debatiremos en diciembre», ha avanzado Lagarde.
La cita del próximo mes será por tanto de gran calado, el momento de planificar un repliegue de estímulos que no cree inestabilidad financiera y no dañe las óptimas condiciones de financiación actuales en ausencia de las compras del programa PEPP, que rondan los 70.000 millones de euros al mes. El BCE estaría tanteando la opción de crear una herramienta preventiva ante futuras crisis con la flexibilidad de ese plan antipandemia lanzado en marzo de 2020 y que ha sido su principal medida para combatir la crisis.
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