Donald Trump ha elegido a Jerome Powell para convertirse en el decimosexto presidente del banco central más poderosos del mundo. Tomará las riendas, previsiblemente, cuando el mandato de Janet Yellen termine el próximo 3 de febrero de 2018. El elegido es ya gobernador de la Fed y se convertirá en el primer banquero de inversión que lidera la política monetaria de EE UU. La elección del financiero deberá ser ahora aprobado por el Senado, donde los republicanos más conservadores apostaban por un cambio más radical. Trump, sin embargo, ha escogido al final una alternativa más segura y que da continuidad a las políticas monetarias actuales.
«Fuerte, comprometido y listo». Un hombre con talento «que se ha ganado el respeto y la admiración de sus compañeros». Un «creador de consensos». Así ha definido Donald Trump a Jerome Powell en el discurso en el que ha anunciado que es su elegido para capitanear la Reserva Federal. «Tiene liderazgo para llevar la economía ante cualquier reto que se le presente», ha defendido. Powell, por su parte, se ha comprometido a cumplir con los preceptos de la política monetaria. «Haré todo lo que esté en mi poder para cumplir el mandato: estabilidad de precios y máximo empleo», ha asegurado en el breve acto.
El puesto de presidente de la Reserva Federal es el nombramiento más importante que tenía en sus manos el presidente de EE UU en el ámbito de la economía. Pone fin a más de tres meses de especulaciones, en un proceso de selección que muchos en el parqué neoyorquino llegaron a comparar con el concurso de televisión The Apprentice que protagonizaba el propio Trump. La elección del presidente de la Fed es crítica para la marcha de la economía, porque es la autoridad que pone precio al dinero. El elegido para llevar las riendas es un republicano moderado.
Jerome H. Powell, conocido como Jay Powell, tiene 64 años. Se formó como abogado en Princeton, pero dedicó la mayor parte de su carrera a las finanzas. Eso le aporta un conocimiento único sobre el funcionamiento de los mercados. Empezó en la firma Dillon Reed en 1984. Ahí estuvo hasta que pasó al Departamento del Tesoro en 1990, con George Bush padre. Tras dejar el gobierno, se hizo socio en 1997 de The Carlyle Group, hasta 2005. Su patrimonio se estima en más de 110 millones de dólares.
Powell forma parte del consejo de gobernadores desde mayo de 2012. Fue nominado por Barack Obama. Está, por tanto, plenamente familiarizado con la estrategia de la Fed y trabajó mano a mano con Yellen estos años. Por este motivo no se espera que vaya a imponer un cambio radical de política. En el Tesoro tuvo como responsabilidad la supervisión de la banca y los mercados de deuda. En su discurso de nominación este jueves, ha reconocido también la importante labor de Yellen al frente de la Fed.
A diferencia de los otros nombres que estaban sobre la mesa, Powell es partidario de mantener una estrategia de retirada gradual de los estímulos. Trump, de hecho, dice abiertamente que quiere que los tipos de interés sigan bajos. El gobernador no solo conoce el funcionamiento interno de la Fed y el plan en marcha para volver a la normalidad, además es favorable a relajar la regulación financiera.
«El sistema financiero», dice Powell, «es de lejos más fuerte y resistente que antes de la crisis». Sin embargo, señala, «trabajaré con mis colegas para garantizar que seguimos vigilantes y estaremos preparados para responder ante cualquier cambio en los mercados o en la evolución del riesgo». También reconoció que las decisiones de la Fed afectan directamente a las familias, por eso asegura que dirigirá su misión de una manera objetiva y preservando su independencia.
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