La Comisión Europa ha propuesto este miércoles una reducción de los límites de emisiones de CO2 para los vehículos y furgonetas de un 30% respecto del objetivo marcado para 2021, que eran 95 gramos de CO2 por kilómetro recorrido. Es decir, los automóviles tendrían que emitir alrededor de 67 gramos de CO2 por kilómetro en 2030, si el proyecto de directiva aprobado por la CE recibe el visto bueno del Consejo de ministros de Industria de la UE y del Parlamento Europeo.
El nuevo texto legislativo pretende fijar también un objetivo intermedio: la reducción ha de ser de un 15% para 2025. La nueva directiva pretende potenciar la transición de la industria automovilística hacia un transporte limpio. Pero Bruselas no se ha atrevido a fijar cuotas de venta de ninguna tecnología de vehículo alternativo ni a proponer sanciones para los fabricantes que no cumplan sus cuotas. La propia Comisión reconoce que, en 2030, cuando expire el horizonte temporal de la nueva directiva, el 80% de los vehículos nuevos que salgan al mercado seguirán propulsados por un motor con gasolina o gasoil.
La CE también ha renunciado a endurecer las multas (95 euros por gramo de CO2 de más) para los fabricantes que no cumplan los límites de emisiones, aunque endurecerá los controles para intentar evitar fraudes como el descubierto en EE UU en relación con los motores diésel de Volkswagen.
La CE ha preferido recurrir a la zanahoria y dejar el palo, un cambio que el lobby ecologista atribuye a la presión de la industria alemana. Bruselas introduce un mecanismo de compensación para relajar los objetivos de emisiones a los fabricantes que vendan vehículos con cero emisiones o por debajo de 50 gramos de CO2 por kilómetro.
El comisario europeo de Energía y Acción Contra el Clima, Miguel Arias Cañete, ha reconocido que los nuevos objetivos son “ambiciosos, pero no disruptivos”. Pero ha advertido que “nuestros rivales en otros países nos están adelantando, con cuotas de introducción de vehículos limpios y objetivos de producción”.
China y EEUU ya han fijado objetivos de venta de automóviles eléctricos en su parque (el 20% de las nuevas matriculaciones en 2020 han de ser vehículos alternativos) y están disparando la producción. En cambio, en Europa, “los consumidores solo pueden optar a la compra de seis modelos eléctricos diferentes mientras que los clientes chinos tienen 400 vehículos a su disposición”, detalló Arias Cañete. “El que domine la movilidad limpia, dominará la economía del futuro”, avisó el comisario.
Europa intentará recortar diferencias con las nuevas propuestas, que incluyen 1.000 millones en ayudas para el fomento de vehículos limpios. Dedicarán 800 millones a la instalación de puntos de recarga e infraestructuras y otros 200 millones al desarrollo de baterías con más capacidad de almacenaje.
Cañete señaló que este plan de movilidad pretende “cumplir con nuestros objetivos en materia de cambio climático y reducción de la dependencia del petróleo; conseguir que nuestra industria automovilística sea la más competitiva, y reconstruir la confianza del consumidor en los vehículos, asegurándonos de que no se repiten los escándalos y las manipulaciones de emisiones contaminantes”. El comisario se refirió así directamente al escándalo por la manipulación de emisiones contaminantes de los vehículos con motor diésel del grupo Volkswagen y las sucesivas investigaciones de los Gobiernos alemán y francés sobre las automovilísticas para evitar otros fraudes.
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