El Senado y el Congreso de Estados Unidos han alcanzado un acuerdo definitivo para poner en marcha la reforma fiscal que el presidente, Donald Trump, lleva diseñando desde que asumió el cargo el pasado enero. Según el pacto final, el impuesto de sociedades quedará fijado en el 21%, menos del 15% que pretendía Trump, pero muy por debajo del 35% actual, uno de los más altos de entre las economías desarrolladas. Además, el recorte de la tasa tendrá efecto el año que viene y no en 2019, como proponía el Senado, tal y como ha adelantado ‘The Wall Street Journal’.
El acuerdo despeja el camino para que la ley pueda ser firmada en unas semanas, lo que supondrá la primera gran victoria política que logra Trump y le ayudará a superar el fracaso que supuso su defenestrada reforma sanitaria, que no logró el apoyo necesario en Washington. El pacto llega después de que el estado de Alabama votara ayer, con un estrecho margen, por un candidato demócrata para ocupar un asiento vacío en el Senado, lo que reduce al mínimo la mayoría de los republicanos en la Cámara.
La votación de la reforma fiscal en la Cámara de Representantes se realizará la semana que viene para pasar después al Despacho Oval del presidente, que la sellará con su firma.
El nuevo marco impositivo elevará el tipo individual máximo al 37%, por debajo del 39,6% actual, y supondrá un recorte de ingresos federales de 1,4 billones de dólares. La Casa Blanca está convencida de que la merma de ingresos en forma de impuestos se verá compensada por un impulso mayor del crecimiento económico, que calculan en más del 3% para los próximos años.
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