La Comisión Europea ha avisado a la Administración de Donald Trump de que su reforma fiscal podría afectar «seriamente» al comercio y la inversión y le ha trasladado que está «en el interés conjunto evitar esto».
«El proyecto de ley fiscal de Estados Unidos, tal y como está ahora, contiene elementos que corren el riesgo de obstaculizar seriamente el comercio y la inversión. Creemos que está en el interés conjunto de EEUU y la UE evitar esto», ha avisado en rueda de prensa el portavoz jefe del Ejecutivo comunitario, Margaritis Schinas.
Los vicepresidentes de la Comisión Europea responsables del Euro y Diálogo Social, Valdis Dombrovskis, y de Empleo y Crecimiento, Jyrki Katainen, así como los comisarios de Economía y Asuntos Financieros, Pierre Moscovici, y de Comercio, Cecilia Malmström, escribieron el pasado 12 de diciembre al secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, para dejar «claro» la preocupación europea por la reforma fiscal.
Los ministros de Finanzas de España, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia remitieron un día antes una misiva conjunta a las autoridades de Estados Unidos para expresar su preocupación por su reforma fiscal al entender que puede «contravenir» tratados sobre doble imposición y tener un «importante impacto distorsionador» en el comercio internacional.
Los cuatro países criticaron en concreto el impuesto especial del 20% sobre pagos a filiales internacionales, que podría afectar a «verdaderos acuerdos comerciales» y podría establecer una discriminación «contraria a las normas internacionales consagradas en la Organización Mundial del Comercio (OMC)» y su propuesta para limitar la erosión de las bases imponibles, que afectará manera «extremadamente perjudicial», alertaron, a entidades financieras y aseguradoras al tratar las transacciones transfronterizas en un mismo grupo como «no deducibles» y aplicar un impuesto del 10%.
El Ejecutivo comunitario también ha considerado problemático el hecho de que el impuesto estadounidense contra el abuso y la erosión de la base impone «no se aplicaría» a pagos comparables entre compañías estadounidenses, lo que podría provocar «discriminación e incompatibilidad con las normas de la OMC».
«Entendemos que no va dirigido exclusivamente a atajar situaciones de abuso», han explicado fuentes del Ejecutivo comunitario, que admite que la reforma, tal y como está planteada, podría perjudicar «acuerdos comerciales genuinos y llevar a la doble imposición de los mismos pagos, notablemente en la industria financiera».
El Ejecutivo comunitario también ve problemático el trato fiscal preferente para la propiedad intelectual «inicialmente creado fuera de Estados Unidos», que sería contrario al criterio de la OCDE.
«Esperamos que Estados Unidos garantice que cualquier reforma fiscal es no discriminatoria y esté en línea con las obligaciones con la OMC», ha subrayado la portavoz de Fiscalidad del Ejecutivo comunitario, Vanessa Mock, que también ha dejado claro que Bruselas espera que Washington, que tiene un «papel esencial» para combatir la elusión fiscal, «respete» los compromisos alcanzados en el G-20.
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