El ministro de Economía, Luis de Guindos, que hoy cumple 57 años, ha defendido toda su gestión durante la crisis, con escasas referencia a la quiebra del Popular, y ha asegurado que «de no haberse realizado el rescate bancario de manera exhaustiva e integral, se hubiera producido una suspensión de pagos de las entidades con ayudas. Se hubiera generado una situación inimaginable, con la obligación de devolver depósitos de los clientes cubiertos por el Fondo de Garantía por 250.000 millones, que el Tesoro hubiera tenido que emitir. Hubiera supuesto, casi automáticamente, el rescate completo de nuestra economía o bien nuestra expulsión de la unión monetaria».
En su comparecencia en la comisión del Congreso que investiga la crisis financiera y el rescate bancario, Guindos ha responsabilizado de este riesgo de expulsión del euro «a los gestores de las entidades con problemas». Ha recordado que «se rescató a los bancos con problemas sin compensar a ningún gestor» y ha cargado con dureza contra Rodrigo Rato, expresidente de Bankia. En un detallado discurso de más de una hora, no ha mencionado la reunión que convocó con los presidentes del Santander, BBVA y CaixaBank, con el propio Rato para discutir el futuro de Bankia el 4 y 6 de mayo de 2012. La versión de Guindos sobre la marcha del expresidente de Bankia es esta: «El 7 de mayo de 2012, me informó de su intención de abandonar la entidad y pasar el testigo a José Ignacio Goirigolzarri, al que me pidió que llamara, como así hice».
Con estas palabras, Guindos contradice completamente la versión de Rato que dijo que el ministro «le exigió dimitir». Rato también acusó al que fuera su secretario de Estado de Economía de haber acelerado la crisis de Bankia y de hundir la economía con unas declaraciones alarmistas sobre la necesidad de capital para la banca.
Guindos ha desmentido este argumento al comentar que todo lo que hizo fue de acuerdo con las autoridades europeas y ha dibujado una situación límite que heredó del Gobierno socialista, «porque no atajó los problemas con realismo». «Lo que nos encontramos al asumir nuestras responsabilidades fue una complejísima situación de crisis fiscal, financiera y económica, con una importante pérdida de competitividad acumulada y fuertes desequilibrios macroeconómicos».
En las respuestas a los argumentos de Rato, el ministro de Economía ha empezado explicando que Bankia decidió salir a Bolsa para ahorrarse los 5.700 millones que le exigía el decreto del Gobierno para la banca no cotizada, lejos de los argumentos del entonces presidente de que fue forzado a salir al parqué. Ha recordado que un día después de las elecciones, el 21 de noviembre de 2011, el Banco de España intervino el Banco de Valencia, filial de Bankia, al que inyectó 1.000 millones de capital y 2.000 millones de liquidez.
Este banco se vendió a CaixaBank con una inyección de capital de 4.500 millones. También habló de las exigencias del BCE, del FMI y las llamadas incluso del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, para que tomara medidas sobre el sector, y en concreto, sobre Bankia, «que era el mayor foco de incertidumbre para España, que era, a su vez el mayor riesgo para la zona euro».
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