Las fusiones y adquisiciones crecieron con fuerza en España durante el pasado ejercicio. En 2017 se formalizaron 1.214 operaciones, un 6% más, aunque el verdadero impulso se produjo en el volumen de gasto comprometido, con 126.066 millones, un 162% más.
Las previsiones para este año también son optimistas. Una encuesta realizada por KPMG y CEOE a 193 directivos españoles entre noviembre y diciembre de 2017 resalta que este también será un buen ejercicio para los movimientos corporativos gracias a la combinación de cuatro factores: el mayor interés inversor, el mejor sentimiento empresarial por el mayor crecimiento económico, las óptimas condiciones de financiación y el fuerte apetito para seguir creciendo.
“Vemos como se mantiene y consolida la tendencia de mayor dinamismo iniciada en 2015 actuando como antesala de la recuperación económica, del aumento de la inversión realizada por fondos extranjeros y de la situación financiera más saneada de las empresas tras los ajustes realizados en los años de crisis”, remarca Jorge Riopérez, socio responsable de Corporate Finance de KMPG en España.
Una de cada diez ha incluido realizar una fusión o una adquisición este año dentro de su plan estratégico. La diferencia respecto a otros ejercicios es que una parte sustancial de los movimientos se van a centrar en adquisiciones. En concreto, el 63% de las operaciones serán compras, un porcentaje muy elevado con respecto a las alianzas estratégicas con otras compañías (joint ventures), con un 22% de las respuestas, y las desinversiones, con apenas un 15%. El informe resalta que este último dato es relevante, “ya que refleja que las empresas ya se despojaron de muchos activos no estratégicos durante los años de crisis para reforzar sus balances”.
Por sectores, distribución, consumo e industria son las tres actividades que más llaman la atención de los inversores. En concreto, el 23% de los encuestados augura que las operaciones se concentrarán en los dos primeros sectores. Ya a cierta distancia aparece la banca, con un 20%, seguida por energía (14%), infraestructuras y construcción (13%) y tecnología (7%). La principal diferencia con respecto a la clasificación en 2017 es que la tecnología queda relegada a la sexta posición este ejercicio frente a la tercera de 2017.
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