El Tesoro quiere aprovechar el respiro que vive el mercado de deuda. Con las tensiones del Gobierno de Italia contenidas, los inversores dan oxígeno a la deuda de la periferia y España está dispuesta a aprovecharla para captar financiación a precios bajos. La rentabilidad del bono español a 10 años se sitúa por debajo del 1,4%. Es decir, se aleja del 1,62% que marcó el 29 de mayo. A ello ha contribuido la formación de Gobierno en Italia, el retraso en el proceso de normalización monetaria por parte del BCE y en la recta final de la semana el fin del rescate a Grecia.
En este contexto, el Tesoro ha dado mandato a Barclays, BNP Paribas, JP Morgan y Santander para efectuar una emisión sindicada a 10 años. Se trata de la primera emisión de este tipo llevada desde la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa y la tercera en lo que va de año. El 23 de enero el Tesoro colocó 10.000 millones de euros en una emisión sindicada a 10 años en la que la demanda se superó los 43.000 millones, récord hasta la fecha. Días después, y aprovechando la mejora de la calificación por parte de Ficth (la primera de las tres agencias que elevó la nota de España a A-), el 20 de febrero el Tesoro colocó 6.000 millones en deuda a 30 años.
Las emisiones sindicadas son una estrategia a la que ha recurrido el Tesoro en los últimos años para los plazos de 10 años o más. Esto ha permitido alargar la vida de media de la deuda en circulación hasta los 7,51 año a cierre de mayo, lo que ayuda a aumentar la resistencia del Tesoro y reducir el riesgo ante una subida de tipos.
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