El Banco de España constata un «buen comportamiento» del empleo en el segundo trimestre, apoyado en el sector de la construcción y de servicios, y aunque ve un factor de flexibilidad «positivo» en el componente variable de la subida salarial pactada entre patronal y sindicatos, aboga por vincular las subidas salariales a la situación específica de las empresas.
Así lo señala el organismo en una nota económica sobre ‘La evolución del empleo y del paro en el segundo trimestre de 2018’, en la que destaca que la EPA muestra un repunte en el ritmo de crecimiento del empleo en el segundo trimestre de 2018, con un avance interanual del 2,8% (530.800 ocupados), y que el «dinamismo» en el empleo se ha producido un contexto de recuperación de la población activa (0,5% en tasa interanual), apoyado en un mayor crecimiento poblacional, en particular de la población extranjera (4,4%). El organismo subraya que, a pesar del repunte de la población activa, el ritmo de reducción de los desempleados se mantuvo «elevado (-10,8%, 424.200 personas), y que el «buen comportamiento» del empleo se apoyó en la recuperación del sector de la construcción y de las ramas de servicios de mercado, mientras que el empleo en el sector público mantuvo un dinamismo elevado.
En cuanto a las perspectivas para la negociación colectiva tras la firma del IV Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, señala que cabe esperar que las recomendaciones salariales de este nuevo pacto se trasladen progresivamente al incremento salarial acordado en la negociación colectiva de este año y de los dos próximos. El acuerdo contempla un alza salarial de entre el 2% y el 3% durante sus tres años de vigencia, desglosado en un 2% de carácter fijo más un 1% adicional de carácter variable, que estaría condicionado a diferentes conceptos que se habrán de determinar en los convenios, como la evolución de la productividad, los resultados empresariales o el absentismo laboral.
Según el Banco de España, estas referencias salariales se encuentran por encima de los incrementos medios acordados en la negociación colectiva en 2017, que se situaron en el 1,5%, y, en general, en los últimos años, en los que el aumento salarial acordado en la negociación colectiva se mantuvo por debajo del 1% desde 2013 a 2016, en un contexto económico caracterizado por una «inflación reducida y un elevado desempleo». Además, subraya que la evolución de la negociación colectiva en 2018, antes del anuncio del acuerdo, estaba mostrando un leve repunte en los incrementos salariales acordados, con un alza del 1,6% hasta junio.
En la medida en que avance la negociación de los convenios aún pendientes de firmar, espera que las recomendaciones salariales de este nuevo acuerdo se trasladen progresivamente al incremento salarial acordado en la negociación colectiva de este año y de los dos próximos. En este sentido, valora como un elemento de flexibilidad «positivo» la incorporación del componente variable, aunque cree que sería «deseable» que se vinculara a la situación específica de las empresas dentro de cada sector, de forma que aumentase la vinculación entre los incrementos salariales y la situación económica de la compañía.
El informe señala que la dispersión de los incrementos salariales que se observa entre las empresas de un mismo sector es «notablemente inferior» a la de la productividad. De esta forma, indica que «aquellas empresas en las que su situación particular o alguna perturbación idiosincrásica no les permitieran alcanzar tales objetivos salariales podrían ajustarse, sin la necesidad de tener que afectar al empleo». Por otra parte, el nuevo AENC incluye también una recomendación para alcanzar de manera progresiva un salario mínimo de convenio de 14.000 euros anuales hasta 2020.
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