El motor de la economía que representan las grandes empresas que operan en España empieza a dar algunos síntomas de enfriamiento. En junio pasado sus ventas totales crecieron un 2,1% respecto al mismo mes del año anterior, la mitad de lo que elevaron sus operaciones comerciales en mayo. De hecho, el comportamiento mensual de las ventas de estas empresas registró una caída del 1%.
Así lo recoge la última entrega de la encuesta de Ventas, empleo y salarios en las grandes empresas que hace la Agencia Tributaria con las declaraciones de IVA de estas compañías y las retenciones del IRPF que practican a sus empleados.
Este análisis se realiza sobre empresas con un volumen de operaciones superior a los 6,01 millones de euros durante el año anterior. Aunque se trata de un colectivo pequeño de declarantes de IVA (el 1% del total) tienen una fuerte importancia económica ya que su facturación representa el 60% de lo que venden todas las empresas en España. Por ello, sus resultados son un fiel indicador fiscal que anticipa la evolución del empleo asalariado y las remuneraciones que se abonan.
Los autores de esta encuesta empresarial precisan que el crecimiento medio de las ventas de estas empresas aún mantiene un ritmo alto en el segundo trimestre del año, con un avance del 3,3%. Si bien, destacan que es una décima menos que el primer trimestre y cuatro décimas menos que el promedio de los tres últimos meses de 2017. Esto les lleva a decir que dichos datos “confirman la ligera moderación del crecimiento, tanto para el total de ventas como para sus componentes interior y exterior”.
De hecho, en junio las exportaciones crecieron un 2,9% en términos interanuales, cuatro puntos menos que la tasa registrada el mes anterior.
En el primer semestre del año hay dos sectores que registran incluso una caída de sus ventas: la industria del papel, edición y artes gráficas con un descenso del 2,3% interanual y las compañías del sector de suministro de aguas, tratamiento de residuos y descontaminación (-0,1%).
Esta desaceleración en el ritmo de facturación de las grandes empresas tiene su lógica correspondencia en el comportamiento del empleo y los salarios de sus plantillas.
Las cifras de afiliación a la Seguridad Social del mes de julio corroboraban esta leve pero progresiva desaceleración del mercado laboral, al registrar la menor tasa interanual de crecimiento del empleo en tres años. Y lo peor, la tasa desestacionalizada de afiliación, que refleja más fielmente la tendencia del mercado, quedó prácticamente plana apuntando a un freno en seco de la contratación.
En cuanto a los salarios, también empiezan a avanzar más moderadamente. Es cierto que las retribuciones de los trabajadores de grandes empresas se han recuperado claramente en la primera mitad de 2018, con un incremento medio del 0,7%, frente a una caída del 0,1% en todo 2017. Pero estos aumentos se han ido ralentizando y han pasado del 0,9% en marzo pasado al 0,5% interanual de junio pasado. Solo la construcción, las refinerías y los servicios sociales registran caídas de los salarios en grandes empresas. En cualquier caso, esta evolución dista aún del incremento salarial medio que se está pactando en la negociación colectiva, que ronda el 1,6%.
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