La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) revisó este martes a la baja las perspectivas para la economía española, ya que estima un crecimiento del PIB del 2,7% para 2018, cuando lo había situado en el 2,8% previamente, y del 2,3% para 2019 (2,6% precedente). Así lo señala en su informe ‘Panorama Económico’ que elabora el Servicio de Estudios de la organización empresarial, en el que destaca que las previsiones «siguen siendo positivas, pero la desaceleración prevista se ha intensificado levemente para 2018 y algo más para 2019».
En concreto, CEOE señala que el empleo «seguirá aumentado a un ritmo notable, hasta crearse 875 mil puestos de trabajo en dos años, con lo que la tasa de paro podría situarse por debajo del 13% al final de 2019». También, contempla que se mantenga el superávit exterior en 2018 y 2019, «aunque algo inferior al de pasados ejercicios, y que la inflación registre unas tasas por debajo del 2% de media anual en ambos años».
Además, para la organización empresarial, «las perspectivas de la economía, aunque sean favorables, están inmersas en una notable incertidumbre y, por ello, el sesgo del crecimiento es a la baja». En el ámbito interno, la CEOE destaca que «el riesgo político en Cataluña, la situación de minoría del actual Gobierno y la proximidad de elecciones autonómicas y locales son, en el corto plazo, elementos que limitan la confianza y las decisiones de consumo e inversión».
En este sentido, también señala que «se ha anunciado una política presupuestaria expansiva en los gastos, lo que, en un contexto de desaceleración económica, introduce dudas sobre el cumplimiento de los objetivos presupuestarios, tanto de déficit como de deuda». Por ello, apuntan que «con expectativas de cambio en la política monetaria del BCE y de posibles tensiones financieras, mantener la disciplina presupuestaria debe ser una prioridad».
En el ámbito externo, la CEOE apunta que «es preciso tener en cuenta que las subidas de tipos de interés en los Estados Unidos están generando turbulencias en algunos mercados financieros emergentes, lo que está afectando de forma negativa a las previsiones de crecimiento y a la captación de flujos de capital de estos países». «A todo ello se unen, entre los riesgos a la baja, las repercusiones de las tensiones y conflictos comerciales que tienen origen en EE.UU., el aumento del precio del petróleo y el Brexit», añade.
Así, la organización empresarial también subraya que la economía española «comienza a mostrar señales de pérdida de impulso en algunos elementos que habían reactivado la actual etapa expansiva, como fueron el bajo precio de las materias primas, sobre todo del petróleo, el descenso de la inflación, la fortaleza de nuestros principales socios comerciales y el notable dinamismo del sector turístico nacional».
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