Al no tener los citados coeficientes penalizadores, que sí tienen las pensiones de los jubilados anticipados, el coste medio acumulado de las prestaciones de quien se retira de forma parcial es un 25,4% superior al de la jubilación anticipada ordinaria, según los cálculos de García. Esto hace que, dado el número de pensiones afectadas, el sobre coste anual de esta modalidad de retiro es de algo más de 2.000 millones anuales.
Este cálculo se ha elaborado teniendo en cuenta una esperanza de vida del pensionista de 21 años y usando un coeficiente reductor medio de 6,75% en el caso de la jubilación anticipada. Según esto, el coste medio adicional para la Seguridad Social por cada 1.000 euros de pensión de la modalidad con contrato de relevo, acumulado durante la vida esperada del beneficiario, se sitúa en torno a 72.000 euros por encima del coste de una jubilación anticipada ordinaria.
Es más, dado que la jubilación parcial media fue de 1.644 euros –frente a los 1.131 euros mensuales de media de quien se jubila a la edad ordinaria–, el coste unitario se eleva a 118.400 euros por pensionista parcial para toda la vida de la prestación, según los cálculos del colaborador de Fedea.
Todas estas cifras ponen de manifiesto los efectos negativos de esta modalidad de retiro sobre la suficiencia financiera de la Seguridad Social (los más de 2.000 millones de sobrecoste equivalen casi a un 12% del déficit del sistema en 2017).
Pero, además, para este economista significa que, “dentro del terreno de la legitimidad social del sistema de pensiones, su aplicación implica un trato favorable a una parte de la población no extensible a todos los trabajadores que cumplen las mismas condiciones de edad y aportación al sistema, es decir, disminuye la equidad individual del sistema público de pensiones”.
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