Las ventas españolas al exterior han pasado de encabezar el crecimiento de la eurozona a situarse a la cola y a lastrar los resultados del PIB. Éstas crecieron entre enero y junio un 2,9%, tres veces más lento que en 2017, cuando registraron un incremento del 10% interanual. La desaceleración de las economías europeas, las amenazas proteccionistas y la apreciación del euro son algunas causas, pero también hay factores internos que pueden poner en jaque el crecimiento de cara a 2018.
Los coletazos del sector exterior durante la primera mitad del año se han convertido en señales de humo que anticipan la desaceleración de la economía. Las exportaciones españolas han pasado de registrar incrementos a doble dígito a crecer por debajo del PIB y situarse a la cola de la Eurozona.
«Que las exportaciones hayan aumentado un 2,9% implica que crecen en línea con el conjunto del PIB, de manera que ya no constituyen uno de los principales motores de la economía española», explica Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores e Inversores. Las ventas de España al exterior pasaron de crecer un 10%, entre enero y junio de 2017, a hacerlo un 2,9% este año, tres veces más lento. Una tendencia preocupante, teniendo en cuenta que el sector contribuye al 34% del PIB. De perpetuarse, su peso podría tirar de la economía hacia abajo.
El ejemplo paradigmático de la importancia del sector exterior está en uno de los últimos bandazos del Gobierno, el pasado miércoles, cuando el presidente, Pedro Sánchez, rectificó al acceder a entregar un contrato de venta de explosivos a Arabia Saudí para priorizar su relación comercial y los empleos que de ella se derivan en España.
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