El pasado 17 de enero la institución comunitaria pronosticaba un agujero en las cuentas del 3,3%. La nueva cifra supone una revisión al alza de 2.200 millones en apenas 27 días. Durante ese periodo, las previsiones de crecimiento de PIB no se han movido: incremento del 3,2% en 2016, del 2,3% en 2017 y del 2,1% en 2018. La actualización de la Comisión Europea se basa en dos focos de incertidumbre: que las subidas de impuestos anunciadas por el Gobierno no recauden lo previsto y que aumente la factura del rescate de las cajas de ahorros.
«Los riesgos de las perspectivas fiscales están relacionados con los compromisos de deuda y con la incertidumbre sobre el impacto de las medidas fiscales recientes», asegura el informe, al que ha tenido acceso el diario El País. Desde el punto de vista de eventuales sanciones a España, el coste de los rescates bancarios es inocuo. La Comisión excluye estas partidas de gasto cuando evalúa si un país ha hecho todo lo necesario para cumplir con el objetivo de déficit.
En cambio, la desviación por unos menores ingresos de lo esperado debería preocupar algo más, está por ver si mucho o poco, a Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, y a Luis de Guindos, ministro de Economía. El uno, porque es el que hace las cuentas, y el otro, porque es el que las tiene que vender en Bruselas.
El borrador de plan presupuestario del Gobierno recibió el mes pasado el visto bueno tanto de la Comisión Europea, como del Eurogrupo (los ministros de Finanzas de la zona euro), como del Ecofin (los de toda la UE). Pero en ambos casos recomendaron al Ejecutivo que esté preparado para adoptar nuevas medidas de ajuste si los datos muestran que no cumplirá los objetivos. Y el propio De Guindos se comprometió a hacerlo, según aseguró Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, en una rueda de prensa.
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