Las demandas por los retrasos de vuelos, las cancelaciones, las pérdidas de equipaje y otras incidencias relacionadas con el sector aéreo están colapsando los juzgados mercantiles de Barcelona, donde en la actualidad se tramitan alrededor de 10.000 reclamaciones de pasajeros. El incremento de la litigiosidad en los últimos años es brutal.
En el 2016, hubo casi 3.000 demandas y un año después la cifra escaló hasta las 5.000, asegura José Vela, letrado de administración de justicia del juzgado mercantil 6 de Barcelona. Ahora, tras un nuevo verano movido en El Prat, se ha vuelto a duplicar.
Vela, que actúa como coordinador entre los antiguos secretarios judiciales, recuerda que las maletas –como se refieren en la Ciutat de la Justicia a los casos que tienen que ver con demandas a aerolíneas– han sepultado los juzgados, pero no son los únicos asuntos que llevan. “Si se le suman los concursos de acreedores, las disputas entre socios o por responsabilidad de administradores, los litigios por patentes y marcas y otros, llegamos a los 18.000 procedimientos”.
Ante esta situación, los jueces y letrados mercantiles han buscado soluciones y hace unas semanas aprobaron un protocolo en materia de transporte aéreo para propiciar los acuerdos extrajudiciales, resolver mucho más rápido los asuntos, ahorrar costes a la administración de justicia y a las partes y, por último, desatascar los juzgados. El protocolo, que acaba de ser firmado por Ryanair y Vueling –destinatarias de aproximadamente el 75% de las demandas que se presentan en Barcelona–, es relativamente simple.
El juzgado enviará una diligencia a las aerolíneas para que antes de admitir a trámite cualquier demanda, la recoja en el plazo de cinco días, la estudie y, si lo cree pertinente, trate de llegar a un acuerdo con el cliente en quince días hábiles y pagar lo que corresponda. Si hay entente, el cliente informará al juzgado y desistirá de la demanda, que se admitirá entonces a trámite y se archivará en el mismo acto. En caso de que la aerolínea considere que no procede negociar, no alcance un acuerdo o no diga nada, la demanda seguirá su curso.
Raúl García Orejudo, juez mercantil 7 de Barcelona, considera que el protocolo será útil para todos, en especial para los consumidores, pero no resolverá el problema de fondo: la saturación de los juzgados mercantiles. “La evolución de los últimos años es muy clara y lo previsible es que el número de demandas siga subiendo, con el añadido de que, si arbitramos un procedimiento que funciona muy bien, como esperamos, habrá más afectados que vendrán aquí”. Es el efecto llamada que se deriva de hacer las cosas bien.
La ley permite presentar las demandas en el domicilio del cliente, de la aerolínea o también en el que corresponda a la ciudad en la que haga escala en los vuelos de conexión. Y Vueling, la primera aerolínea de El Prat, tiene su sede junto al aeropuerto barcelonés. “Ahora, no sólo hay demandas por incidencias en Barcelona, sino por las de otros aeropuertos de España”, añade García Orejudo, que dice que la idea es que cada aerolínea se lleve cada semana un máximo de 50 demandas por cada uno de los once juzgados.
El auge de casos este año ha coincidido, además, con un recorte de efectivos en los juzgados. En el mes de julio, se creó el juzgado mercantil 11 de Barcelona, cuya titular es Amagoia Serrano. En menos de seis meses, ya le han asignado unos 3.000 asuntos, de los que alrededor de 2.500 son maletas. El problema es que la adición de un juzgado supuso, en el mismo momento, la supresión de los tres juzgados de refuerzo existentes hasta ese momento. Es decir, que hay más trabajo y menos medios para llevarlo a cabo.
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