El Banco de España asestó este lunes un duro golpe a la credibilidad del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019 elaborado por el Gobierno de Pedro Sánchez. Huyendo de las consideraciones ideológicas planteadas por los diputados, y en un tono cordial que buscaba ampararse en la asepsia técnica, el gobernador Pablo Hernández de Cos compareció ante la Comisión de Presupuestos del Congreso de los Diputados para desinflar con fuerza la estimación de incremento de ingresos públicos que recogen las cuentas y, por ende, su capacidad para reducir el déficit hasta el umbral comprometido.
Los economistas del supervisor financiero, expuso, coinciden en señalar que las estimaciones del Gobierno “están sujetas a riesgos a la baja muy significativos”. En concreto, Hernández de Cos recortó el aumento de la recaudación previsto en los Presupuestos de 2019 del 8,2% frente a las cuentas del año anterior (9,5% respecto a la ejecución) al 5,6%.
De un lado, el gobernador adujo que el mes extra de recaudación de IVA (5.000 millones de euros) con el que cuenta Hacienda por la implantación del sistema de información inmediata (SII) que quedó pendiente de liquidar en 2017 es solo un efecto contable que no debe tenerse en cuenta para recortar el déficit. Eso, estima, rebajaría el incremento de ingresos real al 6,9% (el Gobierno habla del 7,3% sin el efecto SII).
En segundo lugar, Hernández de Cos expuso que las previsiones de ingresos del Ejecutivo arrojan alzas superiores a las medias históricas estudiadas por la OCDE o el propio Banco de España. Una estimación en línea con la serie estadística, defendió, invita a rebajar el aumento de la recaudación al citado 5,6%.
Aplicada esta corrección, el Banco de España considera que el déficit público de España podrá reducirse del 2,7% del PIB, en el que se estima que cerró 2018, al entorno del 2%. Aunque este resultado supone una estimable mejora frente al 2,4% que la institución calculó el pasado diciembre, antes de aplicar a su estimación actual las medidas recogidas en los Presupuestos, la cifra queda muy lejos del objetivo del 1,3% que hay fijado.
De hecho, en los últimos meses el Gobierno ha tratado de modificar en dos ocasiones la senda fiscal heredada del Ejecutivo de Mariano Rajoy para adoptar una más laxa, con un objetivo de déficit del 1,8% para este año, si bien el poder de veto de un Senado controlado por el PP se lo ha impedido.
Hernández de Cos advierte, en todo caso, de que el Gobierno tendrá difícil alcanzar si quiera el 2% por otros dos factores. Por una parte, relató, siempre resulta difícil estimar previamente el impacto en la recaudación que tendrán cambios de calado en impuestos existentes, como el novedoso tipo mínimo que se introduce en Sociedades o el alza de gravamen para rentas altas y en Patrimonio. Más aún, remarcó, cuando se crean nuevas figuras tributarias como los nuevos impuestos sobre la compraventa de acciones (tasa Tobin) y las actividades digitales (tasa Google), para los que no existen precedentes históricos. Para empezar, ilustró, crear impuestos nacionales sin parangón en la UE podría provocar una deslocalización empresarial.
De otro lado, matizó, estas cuentas “en el mejor de los casos, se aprobarán en marzo o en abril” lo que limitará ampliamente su poder recaudatorio.
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