La Unión Europea volvió a tender una mano a la primera ministra británica, Theresa May, para ayudarla a desbloquear la situación que se vive en el Parlamento de Londres y conseguir, de una vez, aprobar el acuerdo del Brexit. Tras una reunión mantenida en Bruselas con la líder conservadora, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, le ofreció modificar la declaración política que establece la futura relación entre la UE y Reino Unido, pero reiteró el rechazo de los Veintisiete a renegociación el acuerdo que regula la salida ordenada del país de la Unión.
«El presidente Juncker […] expresó su disposición para revisar la redacción de la declaración política acordada por la UE a 27 y el Reino Unido para ser más ambiciosos en términos de contenido y velocidad en lo relativo a la futura relación entre la UE y Reino Unido», sostiene un comunicado conjunto de May y Juncker.
Ambos líderes se comprometieron además en volver a reunirse antes de que acabe febrero «para hacer balance», cuando solo faltará un mes para que finalice el plazo del Brexit, el 29 de marzo. Antes, la líder tory tendrá que volver al Parlamento británico este próximo miércoles y presentar a los diputados los siguientes pasos a seguir, para someterlo a votación un día después, el día 14.
May acudió a Bruselas a sabiendas de que no conseguiría lo que buscaba: arrancar a sus socios europeos cambios legalmente vinculantes a la salvaguardia norirlandesa –también conocida como backstop–. En los últimos días, los líderes de la UE no se habían cansado de repetir que el acuerdo salida –un texto técnico y jurídicamente vinculante de casi 600 páginas que incluye la previsión sobre Irlanda– no iba a modificarse.
La premier volvía a la capital europea por mandato del Parlamento británico, que el pasado 21 de enero acordó por mayoría instarla a buscar «soluciones alternativas» al mecanismo de salvaguardia, como condición para dar luz verde al acuerdo de salida.
El polémico backstop es una solución de último recurso que busca evitar que se vuelvan a levantar aduanas y una frontera física entre Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte, si, llegado el final del periodo transitorio (fijado para el 31 de diciembre de 2020), la UE y Reino Unido no han llegado a sellar un acuerdo comercial bilateral. En ese caso, el país se mantendría dentro de la Unión Aduanera, algo que desde Londres muchos diputados rechazan de plano ya que temen que el país quede ligado indefinidamente a las reglas de la UE.
Tras reunirse con los líderes de las tres principales instituciones de la Unión, la primera ministra insistió en que seguirá trabajando para lograr cumplir con el mandato de Westminster. «Con esos cambios en la salvaguardia irlandesa, junto al trabajo que hemos estado haciendo en los derechos de los trabajadores y en otras áreas, lograremos una mayoría estable en el Parlamento, y eso es por lo que voy a seguir peleando», aseguró May, tras su encuentro con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
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