La ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño, señala que el establecimiento de un registro horario «me parece imprescindible para poder evitar los abusos, sobre todo en la contratación a tiempo parcial». Respecto a Iberia y el Brexit, la ministra señala que «desde el Gobierno tenemos la convicción de que Iberia adoptará las medidas necesarias para garantizar la continuidad».
La ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño (A Coruña, 1968), que acaba de presentar un ambicioso proyecto de 60 medidas destinadas a configurar una «hoja de ruta» que defina «como queremos que sea nuestro país» en los próximos años, es optimista sobre la evolución de la economía española en un contexto de desaceleración generalizada en Europa. Subraya que sería una «lástima» que los presupuestos no sean aprobados, convencida como está de que traerían mayor «estabilidad financiera» de cara a los mercados internacionales al tiempo que refuerzan las «políticas sociales». No ha perdido la esperanza y, pese a las dificultades, todavía confía en que el Congreso permita la tramitación de los Presupuestos la próxima semana.
La Comisión ha rebajado sensiblemente sus previsiones de crecimiento para la eurozona. ¿Le preocupa el efecto contagio a España?
Desde que llegamos al Gobierno hemos estado señalando que las mayores incertidumbres para nuestro crecimiento económico venían de fuera, que el entorno internacional iba a jugar un papel importante, sobre todo ahora que tenemos una economía mucho más internacionalizada y, por lo tanto, no podemos sustraernos de los desarrollos que se produzcan a nuestro alrededor. Nuestros principales mercados son los europeos, y por tanto lo que suceda con las economías europeas no es indiferente, tiene un impacto sobre nuestra economía que ya habíamos integrado en las previsiones de crecimiento para este año. Es interesante que todos los análisis apuntan a que el crecimiento económico se ralentizó en la mayoría de las economías europeas en el cuarto trimestre de 2018 mientras que en España fue una aceleración lo que observamos en ese mismo periodo. El crecimiento diferencial de España sobre el resto de la Unión se ha acrecentado.
¿Qué sensación tiene de los indicadores que se van conociendo en el inicio de año, incluida la fuerte destrucción de empleo en enero? ¿Sigue percibiendo esa aceleración de la actividad, habida cuenta la recesión en la que ha entrado Italia y el fuerte frenazo de Alemania?
Desde que he llegado al Ministerio he estado muy atenta a los indicadores económicos que, como he dicho en público cada vez que se me preguntó, no permitían ver una evolución clara en los primeros meses. Todo este tiempo hemos sido muy prudentes hasta que ya vimos con claridad que el cuarto trimestre estaba siendo muy positivo y lo normal es que ese dinamismo se mantenga en esta primera parte de 2019. Estamos todavía muy al principio de año, sería muy arriesgado llegar a conclusiones sobre la base de un solo mes. La evolución del mercado laboral no ha sido atípica de lo que suele suceder en los meses de enero, que suelen ser malos, evidentemente por la estacionalidad una vez que termina la campaña de Navidad.
Pero este enero ha sido particularmente malo.
No ha sido particularmente malo. Si miramos las cifras de afiliados asalariados, la caída en enero ha sido del 1,1% este año, alineada con las de los tres años anteriores. En términos interanuales, las cifras se mantienen en un aumento de la ocupación próximo al 3% y una reducción del desempleo del 5,5%-6%. Es decir, que una vez que eliminamos la estacionalidad, en términos interanuales las magnitudes no son muy distintas de lo que hemos estado viendo en la segunda parte de 2018.
¿No preocupa entonces que podamos estar ante un punto de inflexión a peor en el mercado laboral?
Un solo mes no nos puede llevar a conclusiones apresuradas. Es cierto que este año todo apunta a una moderación del crecimiento del PIB y, por tanto, a una progresiva desaceleración en la creación de empleo, que ha sido tan significativa el año pasado. Pero las cifras que estamos manejando siguen siendo muy importantes.
¿Comparte los análisis de que la subida del salario mínimo dañará el empleo?
Nosotros francamente no lo vemos. El aumento del salario mínimo interprofesional se anunció en octubre, se adoptó en diciembre, y el cuarto trimestre de 2018 fue particularmente potente en creación de empleo indefinido.
Pero todos los analistas, privados y públicos, incluido el Banco de España que ha sido muy explícito, subrayan que esa subida se va a cobrar puestos de trabajo.
El impacto del salario mínimo no se puede analizar sólo desde el punto de vista de su efecto en los costes laborales. Hay que tener en cuenta que la subida supone también un aumento de la renta disponible de las familias y que, además, esta decisión se acompaña de un conjunto de medidas, como el plan de choque contra el desempleo juvenil, el refuerzo de las políticas activas de empleo y otras medidas para apoyar a los parados de larga duración. Es decir, que estas medidas no se pueden ver de manera aislada. Nuestra previsión es que el impacto del conjunto de medidas que tenemos contempladas será neutro sobre la creación de empleo
A los empresarios les preocupa una contrarreforma laboral que cambie las reglas del juego que han permitido crear tres millones de empleos en cinco años.
Como ha señalado el presidente en numerosas ocasiones, no se trata de una contrarreforma laboral como tal sino de corregir los aspectos más lesivos que ha habido en la reforma laboral de 2012. Estamos hablando de asuntos como el establecimiento de un registro horario, que me parece imprescindible para poder evitar los abusos sobre todo en la contratación a tiempo parcial, estamos hablando del régimen de subcontratas… Existe bastante consenso sobre que algunos aspectos pueden haber sido excesivos y hay que corregirlos. Más que hablar de reformas y de contrarreformas, lo realmente importante es empezar a trabajar con los agentes sociales en la elaboración de un Estatuto de los Trabajadores del siglo XXI.
¿Y en la negociación colectiva, se mantendrá la primacía del convenio de empresa o se volverá al pasado, primando el ámbito sectorial?
Eso es un tema que se está discutiendo actualmente en el Parlamento.
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