El Gobierno aprobó por decreto en el último Consejo de Ministros de 2018 una subida del 7% en las bases máximas de cotización, hasta los 52.250 euros anuales, por las que empresas y trabajadores pagan a la Seguridad Social.
Un efecto secundario de esta medida es que, al elevar la parte del salario que se destina a contribuir con el sistema se minora la parte sujeta a la tributación del IRPF. Así, Hacienda recibirá menos este año de las rentas altas, aunque, si se tiene en cuenta el pago a la Seguridad Social, las arcas públicas ingresarán más.
Así, un contribuyente madrileño que cobre 52.250 euros anuales, o más, aportará 105,71 euros menos a Hacienda este año que en 2018, ilustra Luis del Amo, secretario técnico del registro de asesores fiscales REAF.
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