El Banco Central Europeo (BCE) da cada año una nueva vuelta de tuerca a las exigencias de capital que impone a las entidades financieras que supervisa, como a otros riesgos que cada año varían ligeramente, según explican fuentes bancarias. En este caso, el supervisor europeo ha comenzado a dar más importancia a los riesgos no financieros, como son el cibernético, el medioambiental o el legal, o el reputacional. Aunque no olvida el riego de crédito, o el brexit.
Desde que el BCE comenzó a supervisar a los principales bancos europeos en noviembre de 2014 los requerimientos de capital han ido en aumento, algo de lo que se quejan gran parte de las entidades financieras. Las españolas incluso aseguran “hemos pasado de unas exigencias de capital ligeramente más laxas que en el resto de las firmas europeas en los primeros años de supervisión del BCE, a reclamar cada vez tasas más altas.
El BCE está exigiendo ahora en varios casos más capital a los bancos españoles que a otros similares en Europa, con lo que se está estrechando las diferencias existentes entre los bancos del resto del continente y los españoles rápidamente”, explica una ejecutiva española de uno de los principales bancos del país. Y añade “en dos años prácticamente nos hemos igualado por arriba tras el proceso de revisión y evaluación supervisora (SREP) que realiza el BCE cada ejercicio” (ver cuadro adjunto).
Pese a las cada vez más duras demandas de capital la banca española ha logrado superar las nuevas exigencias, con lo que no tienen limitaciones para repartir dividendo, pagar bonus a sus directivos o abonar los cupones de los bonos convertibles a lo largo del presente ejercicio.
No obstante, los supervisores mantienen su objetivo de elevar los ratios de capital para el presente ejercicio, “y lo mismo harán para 2020”, explica otra fuente financiera. De momento, Deutsche Bank e ING son los bancos a los que se les exige más requerimientos de capital total, seguido de BNG también de los Países Bajos, al alemán Commezbank (que negocia su fusión con Deutsche Bank), y a al italiano Monte dei Paschi dei Siena.
Otro de los focos puestos por el BCE para este año, como en los anteriores, está en el riesgo de crédito. De esta forma, pretende que la banca finalice ya con el lastre de sus carteras de créditos dudosos y activos adjudicados (NpL en sus siglas en inglés). De este modo, los bancos con las carteras más elevadas de NpL deben presentar al supervisor en estos días de finales de marzo sus planes para reducir este lastre ante el cierre del ejercicio.
Entre ellos se encuentran Liberbank, Unicaja y Banco Sabadell (aunque este último ya ha firmado la venta de la mayoría de sus activos adjudicados y créditos dudosos, pero todavía no se ha ejecutado las operaciones).
Como novedad dentro de este riesgo está la importancia que el BCE ha comenzado a dar a la cartera de negociación. De hecho, el supervisor ya ha incluido las inspecciones in situ sobre diversos aspectos de la cartera de negociación.
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