La Agencia Tributaria estima que la campaña de la renta del ejercicio 2018, que arrancó el pasado 2 de abril, concluirá con un número récord de declarantes. Se espera que para el 1 de julio, cuando finaliza, el fisco habrá recibido más de 20,3 millones de declaraciones de la renta. Paradójicamente, cerca del 65% de los contribuyentes que las presentarán no tienen la obligación de hacerlo debido a su bajo nivel de ingresos.
El umbral de renta a partir del que es obligatorio presentar la declaración de la renta se sitúa actualmente en los 22.000 euros al año. En 2016, último año del que existen datos oficiales, solo 7,2 millones de contribuyentes, de los 19,62 millones que participaron en la campaña de la renta, percibían ingresos superiores. Por el contrario, 12,41 millones de declarantes se encontraban por debajo de los 21.000 euros, según las cifras que maneja la Agencia Tributaria.
Existen excepciones, sin embargo, que sí obligan a parte de este colectivo a presentar la declaración de la renta. La principal razón se da cuando el contribuyente cuenta con varios pagadores. El límite para ellos es también de 22.000 euros, pero sí de los secundarios solo se perciben hasta 1.500 euros. En caso de cobrar más de ellos, el umbral de rentas que exime de declarar el IRPF para contribuyentes con varios pagadores ascendió en 2018 de 12.000 a 12.643 euros anuales. A partir de ahí debe hacerse.
Existen otros motivos que pueden obligar a las rentas bajas a presentar la declaración, como el hecho de que «el pagador o pagadores no hayan retenido nada, o lo hayan hecho a tipo fijo, si se ha obtenido rendimiento de capital mobiliario por encima de los 1.600 euros, si se generan rendimientos de capital inmobiliario por encima de los 1.000 euros o si se han tenido ganancias patrimoniales superiores a 1.000 euros o pérdidas de más de 500 euros», explican los expertos en fiscalidad del comparador financiero Rastreator.com.
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