El líder del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha perdido este martes la primera votación parlamentaria del debate de investidura en el que aspira a reafirmarse en el cargo. El fracaso era esperado para un grupo con solo 123 diputados y que requería los 176 de la mayoría absoluta para salir victorioso en una Cámara más fragmentada que nunca. La gran novedad es que a estas alturas sigue sin estar claro que lo logre tampoco en la segunda vuelta, a mediodía del jueves, cuando le bastarían más votos a favor que en contra dada la enconada discusión entre el PSOE y Unidas Podemos a cuenta de la composición del Ejecutivo de coalición que están negociando.
Este martes, al pronunciamiento en contra de los 66 diputados del PP, los 57 de Ciudadanos o los 24 de Vox se han sumado los votos de los dos de Coalición Canaria, que rechaza un pacto PSOE-Podemos o los dos de Navarra Suma. También han votado en contra, aunque anticipan un posible cambio de tono el jueves, los 15 diputados de ERC y los siete de JuntsPerCAT. La gran sorpresa del día la ha dado la portavoz de Podemos Irene Montero, que ha votado telemáticamente por estar embarazada, en contra de la investidura.
Un voto que podría revelar la disposición de voto con la que Podemos ha llegado hoy a la Cámara, si bien finalmente los otros 41 representantes de Podemos se han abstenido como gesto para facilitar el diálogo. También lo han hecho los seis de PNV, los cuatro de Bildu, y el de Compromís. En total suman 52 abstenciones frente a 170 en contra. Solo los 123 de PSOE y el del Partido Regionalista Cántabro han votado a favor. Los cuatro votos que faltan corresponden a los diputados en prisión preventiva por el juicio del proceso.
Horas antes, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ha alimentado la esperanza de los socialistas confirmando que los 15 miembros de su grupo se abstendrán en la votación del jueves siempre y cuando Sánchez logre un acuerdo con Iglesias en las 48 horas que restan para la votación.
La condición impuesta por el grupo independentista catalán es el mayor factor de presión para que el pacto acabe fraguándose in extremis. Sánchez, que aspiraba a gobernar en solitario, ha dejado claro que prefiere una nueva convocatoria electoral en noviembre a dar asientos de peso a Unidas Podemos, que suman 42 diputados, en el nuevo Consejo de Ministros.
Iglesias, que el viernes renunció a formar parte del nuevo Ejecutivo porque Sánchez aseveró que este era el único “escollo” para un pacto, reclama ahora que sus compañeros tengan una representación equivalente a sus votos, el 14% del total frente al 28% del PSOE, es decir, contar con uno de cada tres ministros y no ser mero “decorado” del nuevo Gabinete.
Aunque la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, ha sugerido hoy que el PSOE está dispuesto a dar una vicepresidencia a Irene Montero, portavoz de Podemos y pareja de Iglesias, los socialistas han vetado al partido las carteras de Estado: Interior, Defensa, Justicia o Exteriores. Sánchez tampoco parece dispuesto a ceder las carteras económicas y el pulso está centrado en las de mayor calado social, como Trabajo, Vivienda o Igualdad.
Más allá, Sánchez defendió ayer ante la Cámara Baja un programa de legislatura con gran contenido social y que responde a algunas de las reclamaciones clave de Podemos como derogar la reforma laboral del PP de 2012, subir de nuevo el salario mínimo o controlar el alza de los precios del alquiler.
En la votación del jueves, parece claro que PP, Cs, Vox, Coalición Canaria y Navarra Suma destinarán sus 151 votos a negar la presidencia a Sánchez. El PSOE cuenta con sus 123 votos a favor de partida, y a priori con la abstención de PNV o Bildu. Un pacto de Gobierno de coalición con Podemos le garantizaría 165 votos a favor y las 15 abstenciones de ERC, garantizando la investidura.
“Corro el riesgo de ser también el primer candidato a la presidencia del Gobierno que sufre dos investiduras fallidas en la historia de la democracia”, ha admitido este martes Sánchez, alegando que también fue el primero en hacer triunfar una moción de censura, pero apelando a la “generosidad y responsabilidad” del resto de grupos para desbloquear la situación política y facilitar la formación de un Ejecutivo.
La sesión de investidura se retomará el jueves a las 13.30, no pudiendo producirse la votación antes de las 14.25 horas para respetar las 48 horas que deben transcurrir entre la primera y la segunda vuelta, ha detallado la presidenta del Congreso, Meritxell Batet.
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