La incapacidad de PSOE y Unidas Podemos para acordar un Ejecutivo de coalición progresista con el resultado de las urnas del pasado 28 de abril cristalizó ayer, tres meses después, en la segunda tentativa frustrada del candidato socialista, Pedro Sánchez, de ser investido presidente del Gobierno. El fracaso de su tardía negociación entre bambalinas dio paso ayer un duro cruce de acusaciones públicas entre los líderes de ambas formaciones durante la sesión parlamentaria, en la que airearon las propuestas y contraofertas de cada parte, centrados ya en tratar de dejar claro que el culpable del desencuentro era el otro.
Mientras PP, Cs y Vox criticaron su “mercadeo” de sillas del Consejo de Ministros, grupos como PNV o ERC afearon a ambas partes la oportunidad perdida de acabar con el bloqueo político. Así, por ahora, España seguirá con un Gobierno en funciones y, a falta de ver si hay nueva tentativa en septiembre, al borde de celebrar sus cuartas elecciones generales en cuatro años.
Sánchez solo obtuvo el voto favorable de los 123 diputados socialistas más el del partido regionalista cántabro. Los 42 de Unidas Podemos, que llegaron a plantearse votar en contra, acabaron absteniéndose para no mostrar la fractura interna que ha dejado la negociación, pues la facción de IU avanzó que se abstendría, en cualquier caso.
También fue este el sentido del voto de los seis representantes del PNV y los cuatro de EH Bildu, así como el de los 14 diputados de ERC presentes (el decimoquinto, Oriol Junqueras, está preso por el proceso) pese a que habían advertido que solo un pacto PSOE-Podemos evitaría su voto en contra. A su vez, como venían anunciando, votaron en contra los diputados de PP (66), Cs (57), Vox (23), Coalición Canaria (dos), Navarra Suma (dos) y Junts per Catalunya (cuatro, otros tres están presos). Sánchez, que requería más síes que noes, cosechó finalmente 124 votos a favor, 155 en contra y 67 abstenciones.
“Entre fuerzas de izquierdas, la investidura debería haber estado garantizada”, reivindicó Sánchez en su discurso previo a la votación, asegurando que en la negociación con Iglesias “el problema nunca fue el programa”, si no el reparto de Ministerios. “¿Alguien considera una humillación ser vicepresidente del Gobierno de España, ser ministro de Sanidad, ser ministro de Igualdad, de Vivienda y Economía Social?”, dijo, en referencia a la respuesta que el líder de Podemos le dio el día antes a su última oferta.
Sánchez expuso que, con el 14% de los votos y 42 escaños, Podemos aspiraba a controlar Hacienda, es decir, el 100% de los ingresos públicos, y el 80% del gasto social, pese a carecer de miembros experimentados en la gestión de las cuentas públicas por la “juventud” de su partido. “Aspiro a presidir el Gobierno de España, pero no cualquier Gobierno, ni a cualquier precio”, concluyó, aseverando que antes que el poder están sus “convicciones” y la búsqueda de lo mejor para el país.
“Es difícil negociar en 48 horas lo que no se ha querido negociar en 80 días, es difícil negociar a contrarreloj y en tiempo real, mientras se filtra todo a los medios de comunicación. Es evidente que las cosas no se deben hacer así”, le replicó Iglesias, denunciando que Sánchez demorase la negociación hasta la semana previa a la investidura pensando que esta se le regalaría. Con todo, Iglesias lanzó un último órdago durante el debate para tratar de sellar el acuerdo en tiempo de descuento.
Podemos ya había remitido al PSOE una propuesta de última hora durante la mañana, ofreciendo su apoyo si se les cedía la vicepresidencia social y los Ministerios de Trabajo, Ciencia y Salud, lo que el PSOE rechazó. “Renunciamos a Trabajo si nos ceden las competencias en políticas activas de empleo”, tanteó Iglesias desde la tribuna del Congreso de los Diputados, aseverando que esta era una sugerencia que venía del propio PSOE.
Antes de constatar que los socialistas rechazaban este pacto in extremis, Iglesias avanzó que su grupo tendería igualmente la mano para tratar de alcanzar un pacto “en los próximos días”. “Ustedes solo se alían para destruir”, recriminó a ambos el presidente del PP, Pablo Casado, ironizando con que del “Gobierno Frankenstein” se había pasado a “una parodio del jovencito Frankenstein”. “Usted y yo tenemos mucho que hacer para recuperar la centralidad”, le dijo luego a Sánchez, conminándole primero a “renunciar a hacer del independentismo” un aliado y a “tener al radicalismo como socio preferente” si quiere que ambas fuerzas comiencen a entenderse.
“Ustedes han tratado España como un botín”, sostuvo Albert Rivera, líder de Ciudadanos, aseverando que “Sánchez y su banda” no han logrado ponerse de acuerdo para repartírselo. “Usted tenía el mandato del Rey de formar Gobierno y no lo ha conseguido”, dijo, defendiendo su propia capacidad para pactar con PP (y Vox, aunque no lo mencionó) en Andalucía. “Muchos españoles piensan que Sánchez es un mal presidente”, acabó diciendo, asegurando que él se opondrá a su Gobierno lo formase ayer o en septiembre. A su vez, el responsable de Vox, Santiago Abascal, subió a la tribuna para alertar de que Sánchez es una “marioneta” de los independentistas al que, si gobierno, su grupo prevé ofrecer una “oposición frontal, sin cuartel”.
“Miren a la derecha, están aplaudiendo con las orejas”, recriminó a PSOE y Podemos el portavoz de ERC, Gabriel Rufián. “Se arrepentirán. Nos arrepentiremos todos”, por la oportunidad perdida, lamentó, criticando a Sánchez por vetar a Iglesias del Gobierno de coalición, lo que solo sirvió para “subir el precio” que Podemos le pidió a cambio, y reprochando al líder de la formación morada que no aceptara cuatro ministerios teniendo su formación cuatro años de vida. “Hablan de septiembre”, dijo Rufián en referencia a la puerta abierta a seguir negociando, “pero septiembre nos complica la vida a todos”, pues para entonces se espera el fallo del proceso y la contestación de las bases de ERC podría complicar la abstención que ofrecían ahora.
“Aquí todo el mundo tiene culpa”, expuso, en la misma línea, el portavoz del PNV, Aitor Esteban, que lamentó que Sánchez dejara la negociación para la última semana y que Podemos aspire a asaltar los cielos en lugar de aceptar algunos cargos en un Gobierno desde el que demostrar su valía. Aun así, animó a ambos a buscar un acuerdo, mejor en agosto, que, en septiembre, dijo.
Powered by WPeMatico