El crecimiento de la eurozona se ha reducido a la mitad, desde el 0,4% previo al 0,2% del segundo trimestre del año, según datos publicados este miércoles por Eurostat. En comparación con el segundo trimestre de 2018, el PIB de la zona euro creció un 1,1%, una décima menos que en el primer trimestre y su menor ritmo de expansión interanual desde el cuarto trimestre de 2013.
La pasada semana el Banco Central Europeo (BCE) advirtió de que la economía se estaba ralentizando y el panorama iba a peor, sobre todo en el sector de la industria, golpeado por un descenso en la venta de coches. En todo caso, descartó la posibilidad de una recesión.
La eurozona enfrenta un clima de incertidumbre con incógnitas como la salida de Reino Unido de la Unión Europea, la guerra comercial y el frenazo en los emergentes. En este contexto, la inflación se ha situado en el 1,1%, dos décimas menos que en el trimestre anterior y aún más lejos del objetivo del 2% que persigue el BCE. Es la más baja en 17 meses. Es probable que la ralentización de la tasa de inflación refuerce aún más las expectativas de los mercados de que el BCE siga relajando la política monetaria en septiembre.
La desaceleración del crecimiento económico y de los precios se produce a pesar de que el desempleo en la zona euro alcanzó su nivel más bajo de los últimos 11 años, con un 7,5% de población activa en junio, según los datos de Eurostat.
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