En el trasfondo de la norma para regular el registro de la jornada laboral reside el propósito de poner fin a las horas extras sin remunerar. Pese al escaso margen de tiempo, las cifras y las fuentes consultadas apuntan que el efecto ya es evidente.
Según los datos de la última Encuesta de Población Activa, correspondiente al segundo trimestre del año, los españoles realizaron 6.020.700 horas extra entre abril y junio, un 11,7% menos que en el mismo periodo de 2018; el descenso fue mayor en las remuneradas (-19%) que en las no remuneradas (-2,5%).
Estos datos van en la línea de las estadísticas que manejan en UGT, donde no tienen dudas sobre la vinculación entre la reducción y el registro. «En el primer trimestre ejerció un efecto disuasorio en los empresarios, que sabían que la medida iba a entrar en vigor, y en el segundo trimestre, la influencia es directa», responde Isabel Araque.
Hay otros factores, pero el «registro horario también ha tenido incidencia», admiten desde la CEOE. Eso sí, advierten de que «hay que estar pendientes de la evolución a largo plazo». Quizá para entonces China y EE.UU. ya sean amigos y en España ya se haya formado Gobierno.
La voluntad de la compañía y los empleadores en todo el proceso se convierten en elementos fundamentales. «Los empresarios que conciben los derechos laborales como derechos del trabajador no ponen ningún problema», asegura Areque, «pero hay de todo». En su experiencia, sectores como el comercio o los grandes almacenes apenas han notado el cambio, ya que gozan de una amplia tradición en lo que a registro horario y negociación colectiva se refiere; otros como la agricultura han realizado «un gran esfuerzo» por adaptarse a las condiciones de cada territorio
Muchos de los interrogantes que se plantearon en las primeras semanas -¿cómo computa el teletrabajo? ¿Qué tienen que hacer los autónomos? ¿Cómo fichan los altos directivos?- se han ido despejando con el paso del tiempo. Desde el departamento de Relaciones Laborales de la CEOE aseguran a que el «aluvión de consultas» de las primeras semanas se ha reducido a casos puntuales desde el mes de julio.
En mitad del desconcierto generalizado, el Ministerio de Trabajo publicó una guía para tratar de arrojar luz a la situación y ese documento, «junto con la implicación de las compañías», ha facilitado la aplicación del registro.
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