La afiliación a la Seguridad Social descendió en el mes de agosto en 212.984 personas, un descenso del 1,1%. Aunque agosto es un mes tradicionalmente malo para el empleo (nunca se han destruido menos de 90.000 puestos de trabajo) la cifra de este año es la peor desde 2008, según las cifras dadas hoy por el Ministerio de Trabajo.
De esta forma, el ritmo de creación anual de empleo se siguió desacelerando hasta el 2,55% (480.413 cotizantes más en los últimos doce meses), el más bajo desde que se inició la recuperación del empleo en 2014; y casi medio punto menos que hace un año.
Por ramas de actividad, la destrucción de empleo es general y similar a la del año pasado, cuando se perdieron 202.000 afiliados. Baja notablemente el empleo en educación (59.000 personas), y es especialmente negativo el dato del sector constructor, que destruye 27.000 empleos frente a los 20.000 del año pasado.
Desde el Ministerio de Trabajo suelen atribuir estas fuertes caídas en la educación, la construcción y la industria a la habitual práctica empresarial de dar de baja a los trabajadores en el mes de vacaciones para volverlos a contratar después, en septiembre, y ahorrarse así las cotizaciones del periodo vacacional. Si bien, el secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, ha recordado hoy que, en el caso de la educación, que es el sector que más recurre a esta práctica, la Inspección de Trabajo tiene las manos atadas, después de dos sentencias europeas que han respaldado el derecho a esta práctica.
Por este mismo motivo de ahorrarse el pago de las cuotas, agosto es también un mal mes para la afiliación del colectivo de autónomos y este año no ha sido una excepción. El registro perdió 17.282 cotizantes por cuenta propia el mes pasado, y este grupo de trabajadores solo creció un 0,38% anual, muy por debajo de los asalariados que mantienen un ritmo de avance aún fuerte del 3% en los últimos doce meses. En este punto, otro dato que refleja la aún fortaleza del empleo en términos agregados es el de la afiliación corregida de efectos estacionales y de calendario, que recoge la ganancia de algo más de 10.000 cotizantes en agosto.
Sin embargo, estos mismos datos corregidos del paro registrado no fueron lo suficientemente buenos como para mostrar una caída del desempleo, pero sí una subida más suave que los datos sin corregir. Así, el número de parados registrados en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) aumentó en agosto en 54.371 personas respecto a julio, el mayor incremento en ese mes desde 2010. En el caso desestacionalizado, el alza fue solo de 4.435 desempleados. Pese a ello el número total de parados se situó en agosto en 3.065.804, después de que en el último año hayan salido de las listas del paro 116.264 personas, esto supone el nivel de parados registrados en un agosto más bajo en diez años.
El aumento del paro en agosto supera los registrados en ese mismo mes de 2018 (47.047 personas) y 2017 (46.400 personas) y, especialmente, los de 2016 (14.435), 2015 (21.679) o 2014 (8.070 personas). Estas cifras adversas han afectado también a la contratación que en el mes de julio ha sufrido una fuerte caída del número de contratos registrados del 30%, algo que no es habitual en el resto de los meses del año. Asimismo, los contratos indefinidos sumaron un mes más fuertes descensos interanuales, con un 20% menos de contratos fijos que hace un año, al tiempo que los temporales cedieron menos, un 3,5%.
No obstante, Granado insistió en restar importancia a los malos datos de agosto, argumentando con la evolución de la afiliación diaria en los meses de agosto desde 2017, que el comportamiento del empleo ha sido muy similar en el mes pasado. Es más, la Seguridad Social prefirió dar la foto fija de la contratación, según la cual el 61% de los afiliados tiene un contrato fijo, un 4% más que hace un año. Mientras que hay 4,5 millones de cotizantes con un contrato temporal, un 2,3% más que en agosto de 2018.
Entre enero y agosto, la Seguridad Social calcula que se han creado 255.000 empleos, en términos desestacionalizados. “Una subida del empleo más que razonable, que no va a hacernos cambiar las previsiones iniciales del Gobierno, porque estas eran incluso peores”, dijo Octavio.
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