En concreto, 969 firmas con ingresos superiores a los 180 millones de euros, el tramo más alto que desagrega la Agencia Tributaria, tributaron efectivamente por este impuesto en 2017, según los datos oficiales publicados ayer, lo que supone prácticamente retomar la cifra de 2007, cuando contribuyeron por sociedades 973 compañías de este tamaño.
La cifra se recupera así del descalabro que provocó la recesión, que fue reduciendo el número de contribuyentes de sociedades con ingresos superiores a los 180 millones hasta el mínimo alcanzado en 2010, en 664 compañías. Conviene destacar, en todo caso que estos datos responden a la cuota líquida resultante para el conjunto de empresas individuales, muchas de las cuáles acaban tributando consolidadas en grupos, lo que altera en parte el resultado final de la recaudación que generan.
En todo caso, la evolución al alza de la cifra es clave porque estas pocas compañías, apenas un millar de los 1,6 millones de empresas sujetas al pago de Sociedades, son responsables de casi la mitad de la recaudación total que la Agencia Tributaria logra con este impuesto. En 2017, este porcentaje fue concretamente del 40%. Paradójicamente, dado el fuerte incremento en el número de grandes compañías que tributan, se trata de la cifra más baja de la última década. En 2007, la aportación de estas firmas suponía el 45,2% de la recaudación, porcentaje que llegó a suponer el 52% en 2013.
El fenómeno se produce por diversos factores, como el hecho de que las grandes firmas que obtuvieron pérdidas durante la crisis han comenzado a rebajar el pago de impuestos compensando las bases negativas obtenidas durante la recesión, el fortalecimiento del tejido empresarial intermedio o los cambios fiscales aplicados durante la última década.
La estadística publicada por la Agencia Tributaria también revela otros datos clave del impuesto, como el hecho de que apenas un tercio de todas las compañías sujetas a Sociedades acaban pagando el impuesto. En concreto, de estas empresas registradas, solo unas 523.244, el 32,7% del total, acaba generando una cuota líquida para las arcas públicas. Hay que tener en cuenta, en todo caso, que, de todas estas firmas, 379.322 están inactivas, debido a la sucesión de quiebras o concursos de acreedores que se han producido durante la crisis, por lo que lógicamente no pagan impuestos.
En paralelo, hay 542.556 empresas que incurrieron en pérdidas en el ejercicio 2017, por lo que tampoco tributaron por sus beneficios (lo que incluye a las firmas inactivas). Eso incluye 210 empresas con ingresos superiores a los 180 millones anuales que tampoco hicieron aportación al fisco por ese año.
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