La entrada en vigor de la nueva ley hipotecaria a mediados de junio y la desaceleración cada vez más evidente del mercado inmobiliario produjeron en agosto un descalabro en las compraventas de vivienda. En el octavo mes del año, las operaciones se desplomaron un 21% respecto al mismo mes del año pasado, una caída de severa magnitud que no se veía desde los primeros meses de 2014, cuando todavía el sector no había comenzado la recuperación, según los datos publicados este jueves el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En total, se registraron 35.371 operaciones, la cifra más baja para un mes de agosto de los últimos cuatro años y el peor dato en lo que va de 2019, si bien este mes suele ser de los más bajos siempre debido al efecto estacional del periodo estival. Ninguna comunidad autónoma se salva de las caídas. Los retrocesos van desde el 43% que sufre Extremadura al 9% en Galicia.
La fuerte caída en el octavo mes de 2019 también ha provocado que, en lo que va de año (en el acumulado entre enero y agosto), las compraventas totales hayan caído un 2,2% respecto a los mismos ocho meses de 2018, lo que también supone la primera cifra en números rojos desde 2014. Desde ese año, las operaciones habían registrado repuntes de doble dígito, la más alta en 2016, cuando crecieron un 15% respecto al año anterior. Si bien en agosto tanto las casas nuevas como las usadas sufrieron por igual –ambas cayeron un 21% hasta las 6.426 y 28.945 operaciones, respectivamente–, en el acumulado del año, son las de segunda mano las que se llevaron la peor parte: retrocedieron un 3,5% frente al aumento del 4,2% de las de obra nueva.
El fuerte descenso registrado en agosto viene en buena parte debido a la parálisis que produjo la nueva regulación hipotecaria que, tal y como avisó el sector, hizo que se retrasaran las decisiones de compra de muchas entidades y consumidores. En efecto, el INE recoge los datos de compraventas inscritas en el Registro de la Propiedad tras su elevación a escritura pública ante notario, un proceso que suele dilatarse un poco en el tiempo, por lo que las cifras que da el instituto estadístico reflejan las operaciones celebradas cerca de uno o dos meses antes, justo cuando entró en vigor en cambio normativo.
No obstante, a ello se suma otro factor. La caída de agosto también muestra claramente que el mercado inmobiliario está entrando en una fase de enfriamiento, tras los fuertes repuntes de actividad vividos en los dos últimos años. Con el retroceso de agosto, son ya cuatro los meses en negativo que se registran desde comienzos de año: en enero las compraventas ya crecieron un 0,2% menos que en ese mismo mes de 2018; en abril, un 3,1% por debajo; y en junio, un 9% inferior.
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