El Fondo Monetario Internacional pone las luces largas sobre la economía española. Y muestra que los problemas que le afectan -paro y deuda pública, sobre todo- van a continuar por un largo periodo de tiempo. En los próximos cinco años, la tasa de desempleo no va a bajar del 12% y la ratio de deuda pública sobre PIB va a seguir por encima del 90%, según las previsiones publicadas el martes. Además, el organismo rebaja su pronóstico de crecimiento para este año, que deja en el 2,2%, aún muy por encima de la media europea.
El recorte de la previsión de crecimiento llega de Washington el mismo día en que el Gobierno en funciones se decidió a hacerlo. Los dos organismos recortan una décima su pronóstico para 2020 y coinciden en dejarlo en el 1,8%. Pero difieren en lo que ocurrirá este año. El Fondo es algo más optimista que el Ministerio de Economía. El organismo que dirige desde finales de septiembre Kristalina Georgieva pronostica para 2019 un avance de la actividad del 2,2% frente al 2,1% que espera el Departamento que encabeza la ministra Nadia Calviño, quien aspiró al puesto que ahora tiene Georgieva. Esta diferencia se explica porque el Fondo no ha tenido tiempo de actualizar sus cálculos después de que el INE corrigiera a la baja la serie histórica. La nueva estadística revela que la desaceleración económica en España ha sido más aguda de lo inicialmente estimado.
Pero más preocupantes son las proyecciones del FMI a largo plazo. Según estos cálculos, el crecimiento del PIB español será del 1,59% en 2024, cerca de su potencial. Durante los próximos cinco años la actividad en España se irá posando como una pluma sobre un crecimiento potencial del 1,5%. Por eso, el organismo reclama reformas estructurales para relanzar la actividad.
Las proyecciones del FMI también ponen de manifiesto los problemas estructurales que arrastra la economía española. Entre ellos, el alto nivel de desempleo. Dentro de cinco años, el Fondo espera que la tasa de paro aún siga en el 12,5%, una barrera de la que le costará bajar. No será hasta 2021 cuando traspase la barrera del 13%, la mitad del máximo registrado a finales de 2012.
España apenas podrá corregir sus desequilibrios presupuestarios hasta 2024. El déficit público apenas bajará del 1,88% del PIB en los próximos cinco años. En ese periodo prácticamente no habrá ningún ajuste del déficit estructural. La única reducción de los números rojos de las Administraciones Públicas se producirá entre 2019 y 2020, al incluir el Fondo alguna de las medidas de ingreso que el Ejecutivo en funciones de Pedro Sánchez había incluido en los Presupuestos de 2019 que finalmente no vieron la luz.
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